Hace 8 meses | Por jelzimoñac a xataka.com
Publicado hace 8 meses por jelzimoñac a xataka.com

Una pareja de jubilados de 88 y 81 años de Eure-et-Loir, al suroeste de París, había decidido vender su casa de vacaciones en Gard, al sur de Francia. Hace dos años, cuando se encontraban limpiando la vivienda antes de firmar la venta, se encontraron con una máscara de colmillos procedente de Gabón, África. El objeto había sido traído por el abuelo del marido, quien había sido gobernador colonial en África a principios del siglo XX.

Comentarios

sotillo

Los trastos del abuelo, que cosas

themarquesito

#1 Los trastos que el abuelo saqueaba con buen ojo

Ben_Really

Esto me recuerda a cierto programa de televisión.

Mangus

"La basura de uno es un tesoro para otro"

Robus

se puso directamente en contacto con las casas de subastas Drouot Estimation y Fauve Paris, que estimaron que valía entre 100 y 120 euros y entre 400 y 600 euros, respectivamente.

Pues yo creo que el precio que les dieron fue el correcto, vista la estimación de las otras casas de subastas.

Fue el invertir en el estudio del carbono 14 y averiguar la historia lo que le dió valor.

Es como si el pescatero vendiese una merluza por 10 y se quejase de que en el restaurante de tres estrellas michelin, despues de tratarlo, lo han vendido por 1000.

ComoUnaMoto

A mí lo que me gustaría es tener la situación económica del pujador: 4 millones por ese espanto.

De acuerdo que no puedo apreciarla en toda su extensión por falta de conocimiento. Pero... ¿Sabéis lo que se puede hacer con cuatro millones?

Vamos, que si tuviera que elegir entre esa másara y un yate lleno de instagrameras en tanguita, tengo muy caro lo que preferiría.

u

#4 No dicen quien ha sido el pujador, podría ser un museo, también podría ser un mega rico claro, a un Elon Musk de la vida 4 millones le suponen lo que a mí 20 euros, no somos conscientes de las brutalidades de dinero que tienen algunos.

angeloso

#4 Un putero rico sigue siendo un putero.

ComoUnaMoto

#6 pues sí. La cuestión sería: ¿hay algo de malo en ello? Para mí desde luego no.