A principios de año, el mundo coincidía de forma llamativa en un punto: si Donald Trump seguía adelante con los aranceles, el dólar se fortalecería y provocaría una estanflación. Consejeros delegados, inversores y comentaristas, todos coincidieron. Los economistas estimaron que cada punto porcentual de aumento en la tasa arancelaria restaría un 0,1% al crecimiento de EEUU y añadiría un 0,1% a la inflación. Pero hasta ahora, las consecuencias han sido mucho menos disruptivas de lo que casi todos esperaban.