En pleno sarampión racista, la ultraderecha ha vuelto a evocar en las últimas semanas la amenaza del Gran Reemplazo: la necesidad de proteger la "identidad española" (o blanca y cristiana) de esa "invasión" de inmigrantes que habría que expulsar antes de que se apoderen del país. A título de comparación: el 25% de los habitantes de Tetuán, capital del "protectorado español" de Marruecos en 1935, eran españoles mientras que el número de marroquíes que vive hoy en Madrid, capital de España, apenas llega al 1,3%.