Me llamo Natalia, tengo 32 años y acabo de emprender el viaje más importante de mi vida. Volví a Medellín con mi pequeña hija, dos maletas y el firme propósito de romper mi silencio, de denunciar, de nuevo y por todos los medios posibles, al sacerdote que me violó y me obligó a abortar en 2004, cuando yo tenía 14 años. Este es un viaje a mi pasado, a la historia más dolorosa que he vivido y que ni siquiera mi familia conoce a profundidad.
La bondadosa iglesia católica esparciendo semillas por donde pasa... y en España subvencionada y a cargo de educación a pesar de llevar mil veces más víctimas que la ETA.
Intento salir adelante, pero me siento enojada porque creo que la justicia en mi país poco existe, no entiendo cómo un sacerdote sigue ejerciendo después de haber cometido un crimen tan enorme.
Tampoco he recibido ninguna respuesta por parte de la Arquidiócesis.
Imagino que no pasará nada. Los curas se cubren entre ellos. Cuando hay denuncias, a lo más los trasladan a casas de reposo donde supuestamente pagan condenas. O los mandan a pueblos pequeños donde nadie los conoce y siguen ejerciendo.
Este ha sido el modus operandi de la iglesia católica,cubrirse las espaldas unos a otros y cambiar de destino a los abusadores para que siguieran con sus depravadas prácticas.
Comentarios
La bondadosa iglesia católica esparciendo semillas por donde pasa... y en España subvencionada y a cargo de educación a pesar de llevar mil veces más víctimas que la ETA.
Que raro. Lo normal de los clérigos es preñarte, llamarte puta en público y además obligarte a tenerlo
No veo la noticia por ningún lado, la noticia sería si un sacerdote hubiera sido violado, eso sí sería inusual y noticioso.
Intento salir adelante, pero me siento enojada porque creo que la justicia en mi país poco existe, no entiendo cómo un sacerdote sigue ejerciendo después de haber cometido un crimen tan enorme.
Tampoco he recibido ninguna respuesta por parte de la Arquidiócesis.
Imagino que no pasará nada. Los curas se cubren entre ellos. Cuando hay denuncias, a lo más los trasladan a casas de reposo donde supuestamente pagan condenas. O los mandan a pueblos pequeños donde nadie los conoce y siguen ejerciendo.
Este ha sido el modus operandi de la iglesia católica,cubrirse las espaldas unos a otros y cambiar de destino a los abusadores para que siguieran con sus depravadas prácticas.