Hace 8 años | Por Nagash a elobservador.com.uy
Publicado hace 8 años por Nagash a elobservador.com.uy

Algunas organizaciones que presumen de eterna sonrisa son sólo fachada

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las empresas felices no existen a no ser que tú seas el mayor accionista

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Se trata de que seas feliz para que te vallas del trabajo y sigas pensando en los retos que dejaste allí.

Si tu trabajo es beta tester de videojuegos, que te vuelvas adicto al trabajo es lo que hacemos todos, pero a ti te pagan

La cuestión está en que nos guiamos por dos tipos de normas, las de mercado y las sociales. Por un amigo hace muchas cosas gratis y el por ti, pero al mercado vamos a cubrir nuestras necesidades y hay que poner precios y exigir contraprestación.

El "arte" está en saber compaginar en la empresa ambos tipos de normas, y por ahora se hace por prueba y ensayo, tanteando. Los expertos del marketing puede que no sepan exponerlo, pero si saben que estrategias funcionan.

Palabra de economista cognitivo conductual, que estamos descubriendo que no pensamos como creíamos, sino que somos pasajeros de nuestro inconsciente.

pablicius

Más que la respuesta obvia ("porque no existen"), el artículo ofrece una reflexión más, probablemente más interesante:

"por definición, una compañía no está para hacer feliz a la gente", y se pregunta si una empresa ha de ser feliz o rentable: "Hay que tener en cuenta la rentabilidad desde el respeto y el cuidado de los empleados, y que éstos puedan desarrollarse profesionalmente. Si una firma se dedica sólo a la felicidad, se está equivocando, y se rompen las bases. La organización debe facilitar que sus profesionales estén formados, que concilien, que puedan desarrollar su carrera... Pero no que sean felices".

Y este otro párrafo, que matiza lo anterior con lo de "nada es gratis":

Desgraciadamente, en algunas ocasiones, los esfuerzos no cumplen el objetivo que persiguen. El presidente de Otto Water explica que, "a menudo, las dádivas que otorga una empresa no se corresponden con lo que realmente fideliza. De poco sirve un horario flexible, un cheque de guardería o un gimnasio en la oficina si luego el trato que se recibe por parte de los jefes es penoso". Puntualiza que "las incongruencias generan más decepción que muchas de las ventajas tangibles que se ofrecen. Además, en algunos sitios llega un momento que la gente se acostumbra a tener todo tipo de parabienes, y se logra el efecto contrario; ya no se aprecia porque ha pasado a ser "un derecho". Esto pasa especialmente cuando se ve que tanto los que cumplen y trabajan a tope, como los que no cumplen obtienen las mismas ventajas. Es más, normalmente los que menos trabajan son los que más se aprovechan de esas maravillas mientras los que sacan la empresa adelante tienen que contemplar el espectáculo".

Esto es lo que, según Tomás, hay que evitar: "Los empleados deben tener claro que en Cyberclick todos son responsables de su trabajo, deben tomar la iniciativa y buscar soluciones. Si prefieres que otro lo ejecute, no vas a estar bien en este tipo de empresas que tienen otra cultura".

Campechano

Porque no hay final feliz