Ahora con todas las armas que tiene Trump, todos los buques que hay, tenemos la esperanza de que algo pase. Estamos en ese momento, esperando que Venezuela sea libre, y yo de regresar y darle un abrazo a mi país. Es un gesto simbólico, un respiro, un orgullo por la persona que lo recibió, por esa venezolana, pero todavía no cambia nada. Si el planeta no se ha metido con lo que está pasando en Rusia y Ucrania, con más de tres años de guerra, imagínate con Venezuela, que no está oficialmente en guerra. Nadie se va a meter.