"Resulta sorprendente que, hasta hace cuatro días, eran muy pocos los que aplicaban la sedación paliativa. Era casi una heroicidad. Ahora, curiosamente, como consecuencia de la ley de la eutanasia, se advierten menos reparos en realizarla"
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etiquetas: objeción , médicos
Si quieres los derechos de ser un servicio público no exijas los privilegios de ser un profesional privado. Parece mentira que haya que decirlo.
que pasa? Me muero?
Hay que regularizarlo ya mismo
Y que eso te enteras tú y aún le pones las pilas al médico, o reclamas que venga otro y seden a tu padre muriendo de cáncer de pulmón para que al menos no le duela o esté dormido, pero la gente sin demasiada cultura que "creen lo que dice el médico" ahí viendo a su familiar jodiéndose vivo los últimos días...
Cómo se puede ser tan vil y abyecto, joder
Llamábamos y nos decían que no podían ponerle nada más fuerte porque se podía morir, y le habían dado una semana de vida.
Esos mismos católicos de mierda seguro que tendrían más compasión con su perro o su caballo.
Malditos sean todos los que tienen más compasión con un perro que con un ser humano
Cuando le pregunté cuánta le debía poner, me dijo que toda la que hiciese falta para que no sintiese dolor.
Para mi fue una gran responsabilidad pero te aseguro que me alegro de que el final fuese rápido.
Pues puedo decir con orgullo que yo me cargué a mi padre porque le puse el último viaje de morfina y él que había sido una fiera toda la vida, llamó a mi madre, le dijo "te quiero" y se marchó.
Ojalá alguien haga alguien lo mismo conmigo cuando llegue el día.
Solo tengo una palabra para esa médico. Muchas gracias
Trabajo en urgencias.
Llegan dos monjas y van al mostrador a dar sus datos.
Un familiar de otro paciente que andaba por allí se acercó a ellas y les dijo : Que pasa hermanas, no se fían de su jefe o qué??
Fue genial.
La decisión del paciente, con información óptima, sin engaños, es sagrada. Y, aunque no guste, debe ser informado adecuadamente y respetar su decisión adecuada a la ley. En segundo lugar, está el mandato de que hay que luchar contra el sufrimiento.