A lo largo de la historia, muchos científicos se han utilizado, a si mismos, como conejillos de Indias con el fin de buscar la verdad. Este vídeo cuenta el caso de John Hunter, un investigador del siglo XVIII que sacrificó su pene para desencadenar uno de los mayores errores de la historia de las enfermedades de transmisión sexual.
Comentarios
No me imaginaba que@sacreew fuese científico.
Ese día estaría aburrido.
¿Para hacerse una "paja mortal"?
Algo hay que hacer cuando no hay ardillas muertas a mano.