Publicado hace 1 año por --728351-- a adarve5.blogspot.com

Pliego donde un padre francés alecciona a su hijo sobre cómo debe comportarse en su viaje a España para que se encuentre cómodo y a gusto. No deja de resultar curioso por el repaso a los modos y formas de vida atribuidos a los españoles. El pliego se basa en la consideración de que los españoles son cristianos viejos y patriotas, al tiempo que se detiene sucintamente en señalar algunas de las características atribuidas a los habitantes de algunas regiones españolas, donde aconseja no hablar de política ni alardear de vestimenta.

Comentarios

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Este hijo trajo de Francia algunas novedades:

Los santos de Francia, de Juan Valera

En una de las mejores poblaciones de la Mancha vivía, no hace mucho tiempo, un rico labrador, muy chapado a la antigua, cristiano viejo, honrado y querido de todo el mundo. Su mujer, rolliza y saludable, fresca y lozana todavía, a pesar de sus cuarenta y pico de años, le había dado un hijo único, que era muy lindo muchacho, avispado y travieso.

Como este muchacho estaba mimadísimo por su padre y por su madre, era harto difícil hacer carrera con él. A pesar de su mucha inteligencia, a la edad de diez años, leía con dificultad y al escribir hacía unos garrapatos ininteligibles. Lo único que el chico sabía bien era la doctrina cristiana y querer y respetar al autor de sus días y a su señora mamá. El niño era tan gracioso y ocurrente, que tenía embobado a todo el vecindario. Cuantos le conocían le reían los chistes y ponían su ingenio por las nubes, con lo cual al rico labrador se le caía la baba de gusto.

-¡Qué lástima, decía, que este chico se críe cerril en el pueblo, sin hacer más que jugar al hoyuelo, a las chapas, al toro y al salto de la comba, con todos los pilletes! Si yo le enviase a un buen colegio, en una gran ciudad, sin duda que volvería hecho un pozo de ciencia, sería la gloria y el apoyo de mi vejez y serviría y honraría a su patria.

Tanto caviló en esto el labrador, que al fin, sobreponiéndose a la pena que le causaba el separarse de su hijo, le envió a que estudiase en París nada menos.

Seis años estuvo por allí estudiando en uno de los mejores colegios primero y después en la Sorbona.

Como él era, naturalmente, muy despejado, aprovechó mucho, y volvió a casa de sus padres sabiendo cuanto hay que saber, y además elegantísimo y atildadísimo: hecho un verdadero dije; lo que ahora llaman un dandy, un gomoso.

El padre y la madre estaban más encantados que nunca. Sólo no gustaban de cierto irreverente desenfado que el chico tenía y de que daba muestras a cada paso.

Iba a entrar o a salir por una puerta, y exclamando:

-San Fasón, San Complimán, San Ceremoní-, pasaba antes que su padre.

Hablaba su padre y le interrumpía, y no le dejaba hablar, diciendo:

-San Fasón, San Complimán, San Ceremoní.

Se ponían a la mesa y se servía antes que su padre y madre, tomando lo mejor de cada plato y diciendo siempre: -San Fasón, San Complimán, San Ceremoní.

El padre disimuló al principio, ya que por todo lo demás el muchacho le embelesaba: pero, al cabo, hubo de cargarse, perdió la paciencia, y dijo al chico con grande enojo:

-Mira, hijo mío, vete muy enhoramala y no me invoques ni me mientes más en tu vida a esos santos de Francia, que serán muy milagrosos, pero que están infamemente mal criados.

Kamillerix

#2 Chapeau bas, monsieur! lol lol lol

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#2 Como ahora no mucha gente sabe francés, decir que "San Fasón, San Complimán, San Cermoní" son las pronunciaciones de "San façon, Sans compliment, Sans ceremonie" que, en castellano vendría a ser:
"Sin maneras, Sin cumplidos, Sin ceremonia"

Kamillerix

#5 Les deux premières au pluriel...

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#6

arturios

Un bilbaíno va a ir a Madrid a estudiar, pero antes le pide consejo a su padre:

- Aita ¿algún consejo para cuando vaya a Madrid?
- Claro seme, se educado y nunca le preguntes a nadie de donde es.
- ¿Pues?
- Por que si es de Bilbao, ya te lo hará saber, y si no, no tienes por que hacerle pasar vergüenza.

cierro al salir

L

En caso de Galiza ¿Te aburrimos, francés? y que se vayan