Hace 5 años | Por --394145-- a nationalgeographic.es
Publicado hace 5 años por --394145-- a nationalgeographic.es

«Tenemos un polluelo de búho. ¡Fantástico!». Esto es lo que pensó Laurie Wolf en cuanto se dio cuenta de que había un animalito pequeño y suave en la caja que servía de nido en su jardín de Júpiter, Florida. Un autillo yanqui había fijado su residencia en la caja casi un mes antes, por lo que sospecharon que se trataba de un polluelo de autillo. Pero la verdad era aún más extraña. Los patos joyuyos no ponen todos los huevos en la misma cesta: son parásitos de puesta y colocan sus huevos en los nidos de otras aves...

Comentarios

Esfingo

Pensaba que era solo cosa del cuco

D

Y la madre desolada porque claro, esa cosa que tuvo no sabe ni volar, como se va alimentar de ratones cuando ella falte...

D

Ahora las aves de presa tienen que desarrollar evolutivamente la tendencia a comerse los polluelos que no se les parecen lol

D

Porque la señora búho le puso los cuernos

D

Pensé que todo el problema era que los patos eran cortos de vista pero el efecto debe ser contagioso, aunque no desdeño la posibilidad de que la clase patosa quisiera un cambio de roles por aquello del cisne y mejorar el marketing de su especie diciendo eso de "somos patos pero hermosos"

Fibrizo

Oioioioioi eso sí que es una familia multicultural.

LosEnergeticos

#3 Pues se les ve felices.

Chaskarrillo

Esto nos hace replantearnos el cuento: «El patito joyuyo feo»

Josecoj

Ha dado un paso en la evolución y en lugar de cazar va a practicar la ganadería y agricultura