Hubo una ocasión en que una terrible plaga asolaba Persia, el enemigo histórico de los griegos. El rey [persa], Artajerjes, había oído que Hipócrates era el médico más brillante del mundo, por lo que envió una embajada a visitarlo. Cuando llegaron los hombres del rey le pidieron que viniera en su ayuda y le ofrecieron [...] el oro que pudiera desear. Pero Hipócrates sacudió la cabeza y dijo: “No, tengo suficiente comida, ropa, vivienda y todo lo que necesito [...] y rechazo cualquier opulencia persa. No voy a ayudar a aquellos que son enemigos
Comentarios
#3 "puente" de plata, no "puertas"
Al enemigo ni agua.
#2 Siempre le podrá quedar el consuelo antes de morirse de ayudó a propagar un poco la enfermedad hacia tí.
A enemigo que huye, puertas de plata.
¡Pues te meto! (Amador Rivas en la que se avecina.)
PS: De acuerdo, perdón y gracias, tomo nota.
Si, cuando este curado siempre le puedes meter un tiro.
No, obviamente la medicina sólo sirve para sanar a los que compartan tu ideología.
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