Cualquiera que hubiese contemplado a Herbert Henry Woollard y Edward Arnold Carmichael en plena acción habría concluido al primer vistazo que aquellos dos hombres se entregaban a prácticas sadomasoquistas inusuales, sobre todo para una época más pacata que la actual. Pero cuando uno de aquellos dos médicos londinenses hechos y derechos le agarraba al otro un testículo para después cargar sobre él pesos crecientemente molestos, no lo hacía por perversa delectación, sino por la ciencia.
Comentarios
Jodo con PedroJ y su prensa "seria"
Así avanza la ciencia señores
#3 Un avance de cojones...
#4 Grandes descubrimientos exigen grandes sacrificios
- Buenos días, les traigo la nueva fotocopiadora ¿dónde la dejo?
* ¡PLOM!
Menos mal que no les dio por estudiar la muerte
Olé sus huevos
Me duele solo leer la entradilla...
Conclusión:
A mayor numero de aplastamentos = menor inteligencia
Conclusion: a mayor dolor, duele mas.