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Publicado hace 8 años por EuskadinlanOfiziala a nytimes.com

Los demás no podían verlo, pero ella lo sabía. Comenzaba a resbalar, la enfermedad hacía mella, cada vez se sentía menos como ella misma. Había palabras inalcanzables, frases que se le enroscaban y no querían salir, objetos que se desvanecían: llaves, lentes, pendientes. Perdía cosas y luego olvidaba lo que había perdido. Y hasta que lo había perdido. Su iPhone se convirtió en su nuevo mejor amigo. Recurría a él al menos 20 veces al día y recorría el calendario y las notas que se escribía a sí misma, o la lista de fechas y nombres.

Comentarios

E

Lo enlazo como ejemplo de cómo enfrentarse a una enfermedad degenerativa, aún a riesgo de que me lo califiquéis como la gente de Bart. El artículo es largo pero merece la pena

j

Habría que confrontar este testimonio de una persona acomodada, con el de una persona sin recursos económicos para afrontar el marrón. De todas formas, se pueden sacar algunas pautas que pueden servir a cualquier familia.

i

Un artículo impresionante. Cualquiera que haya tenido contacto con esta mierda de enfermedad encontrará cosas familiares...