Lejos de poder controlarse, cuando las entrañas comienzan a carburar, la evasión es irrefrenable. El pedo transeúnte, por oposición al domiciliario, es una forma pagana de pecar. Pero ello no implica que todos podamos ser santos. Los códigos estéticos y morales, como los programas electorales, están para ser incumplidos. De hecho, si lo analizamos con seriedad, tirarse un pedo en público es en realidad una cuestión de libertad de expresión.
Debo confesar que después de comer un cocido con bastante garbanzos me deberían poner un impuesto al gas licuado. Es increíble, si me ponen una manguera en el culo te lleno las bombonas de butano con metano. Creo que con sólo los pedos he calentado uma habitación, un día hasta generé niebla.
Es pedo es un hijo intangible y fugaz, nace vive y muere a toda velocidad (alguno duran hasta horas) para regocijo y orgullo del progenitor.
Comentarios
Lo primero que descubrió el Hombre Invisible, es que la gente en cuanto cree estar a solas, aprovecha para tirarse pedos.
Buen artículo.
Debo confesar que después de comer un cocido con bastante garbanzos me deberían poner un impuesto al gas licuado. Es increíble, si me ponen una manguera en el culo te lleno las bombonas de butano con metano. Creo que con sólo los pedos he calentado uma habitación, un día hasta generé niebla.
Es pedo es un hijo intangible y fugaz, nace vive y muere a toda velocidad (alguno duran hasta horas) para regocijo y orgullo del progenitor.
Me encantó el artículo. Estoy harta de vivir con el culo censurado