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#10:
El anarquismo sin adjetivos de Diego Abad de Santillán:
Hay que repetirlo, el anarquismo no es un sistema político ni un sistema económico, es un anhelo humanista que no culmina en una orientación o en una estructura ideales, perfectas, sin rozamientos de intereses ni ambiciones de poder, en las que el ser humano carecerá de problemas, de desajustes, y en las que la vida transcurrirȧ mansamente, dulcemente. Esos paraísos terrestres los forjan otros y los presentan otros con la ayuda eficiente de pelotones de ejecución de desafectos; los forja la autocracia, la del rey por la gracia de Dios; los forja la democracia de los estamentos; los forja la dictadura del jefe que no se equivoca nunca, infalible como los papas; los forja ta dictadura de la burguesía financiera o industrial; los forjan las regímenes parlamentarios en los momentos de una relativa estabilidad social, etc.
El anarquismo no está ligado a ninguna de esas construcciones políticas, aunque tenga que vivir y desarrollarse en ellas, sobrevivir o perecer en ellas, en unas con mayor holgura y en otras con menor, o constreñido al silencio; no está ligado a ellas, buenas, malas, medianas, ni propone un sistema que las sustituya o las supere; se contenta con iluminar sus defectos, sus mentiras, sus insuficiencias; puede reconocer más justicia en un régimen político más representativo que el de los parlamentos en crisis, en un régimen político que dé acceso al nivel de decisión sobre los destinos colectivos a las entidades populares; que permita una construcción de abajo arriba, desde los municipios, desde los gremios, las cooperativas, desde el mundo del trabajo, intelectual, científico, técnico, manual; pero tampoco adquiere compromiso de entrega al alentar esa modalidad del nuevo organismo político-económico, que suprimiría muchas tensiones y conflictos y permitiría una ordenación más justa de las relaciones sociales y una distribución más equitativa de la riqueza, del futuro del pensamiento y del producto del trabajo creador.
El anarquismo no es una receta política para la felicidad universal, ni un programa económico perfecto, una panacea; más allá de lo que ayer, de lo que hoy puede parecer ideal, hay siempre algo mejor, un resorte irrompible e incorruptible: el ideal. Se ha objetado que esa falta de programa y de concreción es la debilidad del anarquismo, pero esa es su fuerza permanente, su vitalidad, su piedra angular; su lema, su meta es la defensa de la dignidad y de la libertad del hombre y eso en todas las circunstancias y en todos los sistemas políticos, los de ayer, los de hoy, los de mañana. No agota su vigor en un triunfo eventual, electoral o insurreccional, y se mantiene en su ruta infinita y en su resistencia contra toda forma de opresión de unos pocos o de muchos sobre el hombre. [...]
Con todo, pese a la vinculación histórica del anarquismo con las asociaciones obreras, con los sindicatos de trabajadores, no se confunde con el sindicalismo; el anarquismo no es sindicalismo, pero tampoco es antisindicalismo, como no es anticomunismo, anticolectivismo o anticooperativismo; es y seguirá siendo anarquismo sin adjetivos, junto a los pueblos, en su seno, para que ellos mismos busquen salidas para sus problemas y sus esperanzas.
[...] Sobran, pues, experiencias para asegurar que la solución no está en repetir las aventuras hechas y los caminos tomados hasta aquí. La solución no hay que buscarla en el pasado, sino en esta hora y en estas circunstancias, con la vista fija en el mañana, en la revolución de nuestro tiempo, que puede construir, en lugar de una sociedad de clases, de privilegios, de miseria y de guerras, civiles o internacionales, una comunidad humana digna de ese nombre, sobre cimientos de justicia, de trabajo, de pensamiento, de libertad. ¿Cómo? Ahí está el enigma, un enigma que ha de descubrirse por la actual generación, no por la que pueda subsistir, si subsiste, dentro de unos decenios, de unos siglos o de unos milenios.
¡O una verdadera comunidad humana, de intereses, de aspiraciones y de esfuerzos, o ninguna comunidad y ninguna humanidad!
[Anthropos núm. 138, 1992, pág. 8-9]
Hay que repetirlo, el anarquismo no es un sistema político ni un sistema económico, es un anhelo humanista que no culmina en una orientación o en una estructura ideales, perfectas, sin rozamientos de intereses ni ambiciones de poder, en las que el ser humano carecerá de problemas, de desajustes, y en las que la vida transcurrirȧ mansamente, dulcemente. Esos paraísos terrestres los forjan otros y los presentan otros con la ayuda eficiente de pelotones de ejecución de desafectos; los forja la autocracia, la del rey por la gracia de Dios; los forja la democracia de los estamentos; los forja la dictadura del jefe que no se equivoca nunca, infalible como los papas; los forja ta dictadura de la burguesía financiera o industrial; los forjan las regímenes parlamentarios en los momentos de una relativa estabilidad social, etc.
El anarquismo no está ligado a ninguna de esas construcciones políticas, aunque tenga que vivir y desarrollarse en ellas, sobrevivir o perecer en ellas, en unas con mayor holgura y en otras con menor, o constreñido al silencio; no está ligado a ellas, buenas, malas, medianas, ni propone un sistema que las sustituya o las supere; se contenta con iluminar sus defectos, sus mentiras, sus insuficiencias; puede reconocer más justicia en un régimen político más representativo que el de los parlamentos en crisis, en un régimen político que dé acceso al nivel de decisión sobre los destinos colectivos a las entidades populares; que permita una construcción de abajo arriba, desde los municipios, desde los gremios, las cooperativas, desde el mundo del trabajo, intelectual, científico, técnico, manual; pero tampoco adquiere compromiso de entrega al alentar esa modalidad del nuevo organismo político-económico, que suprimiría muchas tensiones y conflictos y permitiría una ordenación más justa de las relaciones sociales y una distribución más equitativa de la riqueza, del futuro del pensamiento y del producto del trabajo creador.
El anarquismo no es una receta política para la felicidad universal, ni un programa económico perfecto, una panacea; más allá de lo que ayer, de lo que hoy puede parecer ideal, hay siempre algo mejor, un resorte irrompible e incorruptible: el ideal. Se ha objetado que esa falta de programa y de concreción es la debilidad del anarquismo, pero esa es su fuerza permanente, su vitalidad, su piedra angular; su lema, su meta es la defensa de la dignidad y de la libertad del hombre y eso en todas las circunstancias y en todos los sistemas políticos, los de ayer, los de hoy, los de mañana. No agota su vigor en un triunfo eventual, electoral o insurreccional, y se mantiene en su ruta infinita y en su resistencia contra toda forma de opresión de unos pocos o de muchos sobre el hombre. [...]
Con todo, pese a la vinculación histórica del anarquismo con las asociaciones obreras, con los sindicatos de trabajadores, no se confunde con el sindicalismo; el anarquismo no es sindicalismo, pero tampoco es antisindicalismo, como no es anticomunismo, anticolectivismo o anticooperativismo; es y seguirá siendo anarquismo sin adjetivos, junto a los pueblos, en su seno, para que ellos mismos busquen salidas para sus problemas y sus esperanzas.
[...] Sobran, pues, experiencias para asegurar que la solución no está en repetir las aventuras hechas y los caminos tomados hasta aquí. La solución no hay que buscarla en el pasado, sino en esta hora y en estas circunstancias, con la vista fija en el mañana, en la revolución de nuestro tiempo, que puede construir, en lugar de una sociedad de clases, de privilegios, de miseria y de guerras, civiles o internacionales, una comunidad humana digna de ese nombre, sobre cimientos de justicia, de trabajo, de pensamiento, de libertad. ¿Cómo? Ahí está el enigma, un enigma que ha de descubrirse por la actual generación, no por la que pueda subsistir, si subsiste, dentro de unos decenios, de unos siglos o de unos milenios.
¡O una verdadera comunidad humana, de intereses, de aspiraciones y de esfuerzos, o ninguna comunidad y ninguna humanidad!
[Anthropos núm. 138, 1992, pág. 8-9]
#1:
Como que el anarquismo se basa en una sociedad de hombres y mujeres libres y cultos. Si no no podria funcionar jamas de los jamases y seria un sistema darwiniano como el liberalismo ... OH WAIT!
Comentarios
#3 La utopía es el principio de todo progreso y el diseño de un futuro mejor.
Anatole France
Como que el anarquismo se basa en una sociedad de hombres y mujeres libres y cultos. Si no no podria funcionar jamas de los jamases y seria un sistema darwiniano como el liberalismo ... OH WAIT!
El anarquismo sin adjetivos de Diego Abad de Santillán:
Hay que repetirlo, el anarquismo no es un sistema político ni un sistema económico, es un anhelo humanista que no culmina en una orientación o en una estructura ideales, perfectas, sin rozamientos de intereses ni ambiciones de poder, en las que el ser humano carecerá de problemas, de desajustes, y en las que la vida transcurrirȧ mansamente, dulcemente. Esos paraísos terrestres los forjan otros y los presentan otros con la ayuda eficiente de pelotones de ejecución de desafectos; los forja la autocracia, la del rey por la gracia de Dios; los forja la democracia de los estamentos; los forja la dictadura del jefe que no se equivoca nunca, infalible como los papas; los forja ta dictadura de la burguesía financiera o industrial; los forjan las regímenes parlamentarios en los momentos de una relativa estabilidad social, etc.
El anarquismo no está ligado a ninguna de esas construcciones políticas, aunque tenga que vivir y desarrollarse en ellas, sobrevivir o perecer en ellas, en unas con mayor holgura y en otras con menor, o constreñido al silencio; no está ligado a ellas, buenas, malas, medianas, ni propone un sistema que las sustituya o las supere; se contenta con iluminar sus defectos, sus mentiras, sus insuficiencias; puede reconocer más justicia en un régimen político más representativo que el de los parlamentos en crisis, en un régimen político que dé acceso al nivel de decisión sobre los destinos colectivos a las entidades populares; que permita una construcción de abajo arriba, desde los municipios, desde los gremios, las cooperativas, desde el mundo del trabajo, intelectual, científico, técnico, manual; pero tampoco adquiere compromiso de entrega al alentar esa modalidad del nuevo organismo político-económico, que suprimiría muchas tensiones y conflictos y permitiría una ordenación más justa de las relaciones sociales y una distribución más equitativa de la riqueza, del futuro del pensamiento y del producto del trabajo creador.
El anarquismo no es una receta política para la felicidad universal, ni un programa económico perfecto, una panacea; más allá de lo que ayer, de lo que hoy puede parecer ideal, hay siempre algo mejor, un resorte irrompible e incorruptible: el ideal. Se ha objetado que esa falta de programa y de concreción es la debilidad del anarquismo, pero esa es su fuerza permanente, su vitalidad, su piedra angular; su lema, su meta es la defensa de la dignidad y de la libertad del hombre y eso en todas las circunstancias y en todos los sistemas políticos, los de ayer, los de hoy, los de mañana. No agota su vigor en un triunfo eventual, electoral o insurreccional, y se mantiene en su ruta infinita y en su resistencia contra toda forma de opresión de unos pocos o de muchos sobre el hombre. [...]
Con todo, pese a la vinculación histórica del anarquismo con las asociaciones obreras, con los sindicatos de trabajadores, no se confunde con el sindicalismo; el anarquismo no es sindicalismo, pero tampoco es antisindicalismo, como no es anticomunismo, anticolectivismo o anticooperativismo; es y seguirá siendo anarquismo sin adjetivos, junto a los pueblos, en su seno, para que ellos mismos busquen salidas para sus problemas y sus esperanzas.
[...] Sobran, pues, experiencias para asegurar que la solución no está en repetir las aventuras hechas y los caminos tomados hasta aquí. La solución no hay que buscarla en el pasado, sino en esta hora y en estas circunstancias, con la vista fija en el mañana, en la revolución de nuestro tiempo, que puede construir, en lugar de una sociedad de clases, de privilegios, de miseria y de guerras, civiles o internacionales, una comunidad humana digna de ese nombre, sobre cimientos de justicia, de trabajo, de pensamiento, de libertad. ¿Cómo? Ahí está el enigma, un enigma que ha de descubrirse por la actual generación, no por la que pueda subsistir, si subsiste, dentro de unos decenios, de unos siglos o de unos milenios.
¡O una verdadera comunidad humana, de intereses, de aspiraciones y de esfuerzos, o ninguna comunidad y ninguna humanidad!
[Anthropos núm. 138, 1992, pág. 8-9]
Exclusiva : La fotografia de la charla de Einstein a los trabajadores de CNT : http://3.bp.blogspot.com/_u9veCOpunx0/SHdg5886fgI/AAAAAAAAARQ/IxgwrUEchzE/s400/einstein[1].gif
El anarquismo simplemente supone mirar de frente a la utopía para hacer el camino que, sin final, nos acerque cada vez un poco más a una sociedad más justa. Muchos prefieren coger otra dirección y darle la espalda porque piensan que ese camino tiene fin, pero es sólamente eso, una referencia en el horizonte hacia la que dirigirse.
Claro que la cómoda, inconsciente, consumista, alienada e injusta vida burguesa está detrás de cada escusa que le da la espalda...
Yo soy libre solamente en la medida en que reconozco la humanidad y respeto la libertad de todos los hombres que me rodean. Mijail Bakunin.
#14 Lamentablemente van a hacer falta otros dos siglos, me temo.
Einstein era un socialista, que no socialdemócrata, como la copa de un pino: http://www.ucm.es/info/bas/es/einstein/html/porque.htm
Que triste es tener que usar argumentum ad autoritatem
Entre 1921 y 1932 pronunció diversos discursos:
«Nosotros, esto es, judíos y árabes, debemos unirnos y llegar a una comprensión recíproca en cuanto a las necesidades de los dos pueblos, en lo que atañe a las directivas satisfactorias para una convivencia provechosa.»(wikipedia) si se levantará de la tumba!
¿Merece la pena malgastar tanto tiempo en demostrar que dios no es más que un invento del hombre para domesticar al pueblo llano que se cree cualquier cosa con tal de no pararse a pensar?
¡Es que es tan evidente!
...Que no es lo mismo que tomar la ciencia como una religión, como se suele hacer comunmente (Si el petroleo se acaba,tenga usted "fe" en la ciencia y en el progreso, algo descubriran...), ni dar por positivo lo que, también comunmente, se conoce como Progreso ("el progreso del capitalismo" podriamos decir..) , que no es otra cosa que la devastación de todo signo de humanidad y vida en el planeta.
Es una utopia, pero la evolucion nos puede dar algun dia, una sorpresa. Es dificil, pero no imposible.
#22 Mi escusa no tiene excusa
Pienso que los planteamientos políticos de Albert Einstein estarian muy cercanos a lo que hoy se llama Socialismo del Siglo XXI: http://es.wikipedia.org/wiki/Socialismo_del_siglo_XXI
#2 Siempre hay un segundo punto de vista:
Los desbeneficios = capital x especulación^2
Y de forma general dijo: Dios no juega a los dados.
#1 Claro que sí, y yo en lo único en lo que a veces tengo fé es en que la raza humana llegue algún día a eso, pero pongo la tele y se me pasa.
Albert Eisntein escribió el texto a favor del socialismo "¿Porqué socialismo?"
he visto por ahí en hilos de internet que hay gente que cree que einstein es una especie de nuevo mesías
se toman sus escritos científicos, políticos y filosóficos como si fuesen los principios de un nuevo orden mundial o algo así
no me extrañaría que con el paso del tiempo surgiera una nueva religión o secta de todo esto
si hay jedis y maradonianos no creo que sea tan descabellado
vale, meneo, pero quiero reivindicar algo:
me encuentro mucho anarquista que luego llama "monseñor" a los obispos y que se mete en las iglesias a ver la comunión de sus primos, etc. Así que mucho pico pequeño es lo que veo.
Hola.
El anarquismo es el destino final, pero solo puede llegarse a él cuando el amor hacia los demás de intención y de obra es el pan de cada día. Mientras tanto las leyes serán necesarias.
Cada vez que pienso que este mundo capitalista va a peor, que la unica salvacion es una buena revolucion social, donde la gente realmente luche por eliminar el dinero, los politicos y demas chupoteros del pueblo, entonces enciendo la tele, y veo lo que veo y se que seguiremos viviendo asi eternamente, y cada dia mas porque cada dia la ignorancia crece sin freno.
#1 Ahi le has dado, creo que es una bonita utopia, pero se basada en una visión demasiado ingenua del ser humano.
#22 Hay tantas justicias distintas como personas hay en el mundo. De ahí que me haga gracia la frase "una sociedad más justa".
#24 Ese relativismo moral no es otra cosa que individualismo en estado puro. Las cuestiónes más básicas están por mejorar en un mundo tremendamente injusto para muuuuchos de sus habitantes. No es necesario ser un jurista para diferenciar medianamente el bien del mal en cuestiones sencillas que son las que nos afectan.
Einstein era un socialista que prefirio vivir la mayor parte de su vida en un pais tan poco socialista pero tan rico como los USA.
Einstein se declaro antinacionalista por lo que hace a las demas naciones pero fue sionista y claro defensor del nacionalismo judio. O sea que para el todos los nacionalismos eran malos menos el suyo propio. Les suena?
Einstein decia que "Dios no juega a los dados" para oponerse a la mecanica cuantica, que era su papus particular, y tambien como apoyo "ideologico" a la teoria del campo unico. Lo cierto es que, a pesar de la supuesta infalibilidad de Einstein, hoy por hoy la mecanica quantica sigue viva y el campo unico sigue en las nubes.
Por cierto, en contra de los que suele leerse por ahi, Einstein se declaro religioso, a su manera, en diversas ocasiones. Nada mas lejos de el que el ateismo zafio que suele atribuirsele.
Einstein fue un tipo que dejo huella en determinadas cosas, como la fisica, pero en otros temas parecia tener una excesiva aficion a eso que en Francia llaman "épater les burgeois". Vamos, un inofensivo "progre" de manual.
no me dajan escribir mi opinion sobre esto , ahi va :
eh
¿alguien se ha leído este autentico peñazo de articulo?
Este señor si, es aburrido, lleno de errores sobre Albert Einstein, y una visión del anarquismo idílica.