La razón por la que escribo es el dinero. Sé que afirmar esto comporta la acusación de suficiencia y pedantería. Así es la vida. No dar mayor importancia lírica a tu trabajo implica darse la mayor importancia. Las respuestas que el público aprecia son otras. La del realismo mágico: escribo para que me quieran. La del realismo socialista: escribo para cambiar el mundo. La del realismo fisiológico: escribo, meo, escribo. O la del realista montañista: escribo porque está ahí. Incluso creo en la sinceridad de estas razones. La gente es muy extraña.
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elperiodico.comDe hecho, si se lee el artículo hasta el final, se ve que es una réplica directa al de Azúa.
Seguramente quiera vivir sin escribir, pero lo que no creo que pueda es vivir sin criticar a los demás. Para muestra, el último párrafo.
Lo que haga este payaso para vivir me es irrelevante, por mí como si vende chapas.
Ojalá pudiera hacer yo lo mismo