Miguel Ángel consiguió una de esas grandes obras de arte en la Capilla Sixtina. Pero ese éxito sólo fue posible porque se ciñó a unas limitaciones dadas por la iconografía tradicional y por el texto del Génesis. Un Miguel Ángel de hoy, tocado por el escepticismo, encontraría dilemas y paradojas a cada paso. Lem pone el ejemplo, deliberadamente ridículo, de las uñas del pie de Dios. ¿No deberían ser infinitamente largas, pues llevan creciendo toda la eternidad? Y si no lo son, ¿quién le hace la pedicura?
Comentarios
#7 Bie, que sigas igual
#7 ¿pero no decías que ibas a ignorarme? Caramba. Resentido, insulton, mentiroso... lo tienes todo. En fin, pax. Por mi parte aporto mucha paciencia
#3 Igual en éste caso alguien lo ve justificado, tienes razón
#4 Reserva tu amargura y tu rabia para tus curitas, teófilo, conmigo pierdes el tiempo.
#5 Claro, claro, ateófobo, lo que tu digas.
#6 Eres tan tonto, que me aburre hablar contigo. Voy a ignorarte a partir de ya mismo, porque no tiene sentido seguir así.
Ya se encargarán otros de que vuelvas a ser baneado. O no, a mí me da exactamente igual. Mientras des por culo aquí, seguro que hay unas cuantas personas en la vida real que agradecen no tener que aguantar tus rabietas de viejo amargado. Disfruta de tus hazañas en menéame, aquí hay sitio para toda clase de gente, incluso para ti mientras respetes las normas y mantengas a raya tu megalomanía.
Adiós, no fue un placer volver a verte.
Por supuesto que todo el mundo tiene derecho a votar lo que le dé la gana y no voy a discutir ese derecho, pero si alguien pudiera explicarme porqué han votado erróneo este meneo me haría un gran favor, porque podría evitar volver a cometer el mismo error.
#1 Igual es motivado por lo mismo por lo que tu me votas las mías como irrelevantes, vete a saber
#2 No, no creo que la motivación sea la misma.