Incentivada por las preocupaciones ecologistas y el vertiginosos aumento de los combustibles, lo que comenzó tímidamente como una experiencia curiosa se convirtió en una invasión y ya varias ciudades europeas toman a la bicicleta como un transporte público alternativo.
Comentarios
No hay mal que por bien no venga.
La he meneado por el tema que toca, pero la redacción es bastante mala.
El titular es un poquito amarillista...