Hace 15 años | Por Apalpador a primeiralinha.org
Publicado hace 15 años por Apalpador a primeiralinha.org

En la Galiza de los años 70, con una aplastante mayoría gallegohablante a pesar de haber subsistido varios siglos sin soberanía política, era necesario harmonizar el objetivo estratégico (la españolización) con la flexibilidad táctica (la falsa harmonía bilingüista). Eso explica las buenas palabras “normalizadoras” que nada normalizaron, a no ser el entonces minoritario español. Ahora que ya casi son más las gallegas y los gallegos que hablan más o sólo español, por qué continuar vendiendo el artificio del fifty-fifty?

Comentarios

Apalpador

Vía: http://chuza.org/historia/do-biling-ismo-harmonico-a-livre-eleicom/

Traducción:

En el medio de tanto ruído en torno al idioma como ha habido en los últimos meses, es importante ser capaces de analizar si los fenómenos en curso responden a una simple sucesión de hechos casuales y aislados o suponen un salto a una nueva fase del proceso substitutivo en vigor en nuestro país.

No es necesario recordar aquí cual ha sido el eje vertebrador del discurso oficial en materia de lengua en Galiza de las últimas tres décadas. Las virtudes del bilingüismo harmónico o equilibrado han servido de encuadre teórico de las políticas desarrolladas por los sucesivos gobiernos autonómicos, desde Albor hasta Touriño, pasando por Laje y Fraga. Una doctrina sólo cuestionada, desde el punto de vista sobre todo teórico, por el nacionalismo gallego en sus diferentes corrientes políticas y culturales. Hablamos de un cuestionamento principalmente teórico porque, a la hora de aplicar una política de lengua en las instituciones en que gobernó, ese nacionalismo fué incapaz de presentar una estratégia alternativa a la bilingüista; pero ese no es ahora el tema.

El tema es ahora que el sistema autonómico, lanzado a finales de la década de los setenta por el régimen resultante de la reforma ‘ordenada’ del franquismo, asumió un discurso diferente, basado en un objetivo alegadamente “democrático”. Así siendo, quien iba a poder cuestionar tan loable e igualitária meta como el tal “bilingüismo harmónico”?

En una nación aún sin homologar con el proyecto nacional español como era la Galiza de los años 70, con una aplastante mayoría gallegohablante a pesar de haber subsistido varios siglos sin soberanía política, era necesário harmonizar el objetivo estratégico (la españolización) co la flexibilidad táctica (la falsa harmonía bilingüista). Eso explica las buenas palabras con que la nueva autonomía adornó las inoperantes políticas “normalizadoras” que nada normalizaron, a no ser el entonces minoritário español.

Y así, entre buenas palabras y nulas acciones, los últimos tiempos están trayéndonos novedades en el discurso de ese nacionalismo español que tanto gusta de definirse como “no-nacionalista”. Fué así que la reciente campaña electoral sirvió para presentación en sociedad de un reajuste discursivo del mismo proyecto estratégico que hasta hace poco decía aspirar a una absurda repartición al 50% entre las dos lenguas oficiales.

A estas alturas, la derecha sin complejos y un importante sector del PSOE, unidos por una idea clara sobre la construcción nacional española, están reformulando sus objetivos “democráticos” para Galiza en matéria de lengua. Si bien es cierto que nunca praticaron con sinceridad esa ilusión de los 50%, si legislaban y discursanan con esa falsa premisa, que no sólo mantenía adormiladas las consciencias en el seno de nuestro puebloo, como conseguiu ganar para ese consenso envenenado una parte substancial de nuestro nacionalismo.

Como explicar, entonces, que de repente el Partido Popular haya cambiado radicalmente el discurso para comenzar a hablar en términos de “libre elección de los padres”, lo que en ningún caso admitirían en relación a la primacía constitucional del español?

Para eso, el cambio no se produjo así tan de repente. La ruptura del consenso del falso bilingüismo equilibrado y el cambio de discurso se escenificó con la rectificación en el apoyo parlamentar dado al Decreto de la enseñanza aprobado por el bipartito PSOE-BNG en 2007. Ahí comenzó un periodo de dos años en que el sector social más ultra afin al PP testó la posibilidad de acomodar el discurso y las prácticas políticas a una realidad social que ya no es la de los años 70.

La tesis de ese nuevo discurso parte de un hecho que considera favoráble: en la actualidad, la población gallegohablante, en caso de que continúe siendo mayoritaria, dejó de ser aplastantemente mayoritaria. En las áreas urbanas y entre las personas más jóvenes, es, de hecho, claramente minoritaria, sin que sepamos ciertamente en qué medida, pues sólo contamos con datos relativos a 2004, facilitados por la RAG con cinco años de atraso.

No tenemos ninguna duda de que los ideólogos de la construcción nacional española van al frente en el estudio de las tendencias sociales en lo que a identidad, lengua y demás parámetros nacionalitários dice al respecto.

Con la comunidad lingüística gallega menguando, creen que están en condiciones de dar un paso más al frente en el proceso substitutivo, sin simular inocentes igualitarismos como los que nos han hecho engullir en las últimas décadas. Ahora que ya casi son más las galegas y los gallegos que hablan más o sólo español, por qué continuar vendiendo el artifício del fifty-fifty?

El ensayo electoral del grupo liderado por Rosa Díez, con el apoyo de grandes grupos financeros y mediáticos, confirma los tests exitosos con que el sistema institucional intenta avanzar para un nuevo escenário en materia lingüística.

Sería ingénuo dudar que los estrategas del españolismo hayan mantenido siempre el mismo objetivo asimilista, pero está claro también que el modo de alcanzarlo ha cambiado consonante a las circunstancias históricas. Cuando eran una pequeña minoría, se conformaron primeiro con la toma de los puntos neurálgicos del comando militar e institucional de Galiza, económico y político después, llegando a la pura violencia estructural, física y simbólica del franquismo. La adaptación an democratismo formal de la “España de las autonomías” fué un paso más en la misma dirección y, en la actualidad, podemos estar asistiendo a una nueva fase en que, cada vez más, el Estado español y sus fuerzas de sustentación se mostrarán como lo que realmente siempre fuerom, con la novedad de arrogarse la representación de la mayoría social españolhablante.

El movimiento actual de las placas tectónicas del panorama sociolingüístico gallego conduce para una estabilización de la mayoría españolhablante con todo el peso del poder a su favor. Eso va a llevarnos a un riesgo tan cierto como inminente para el futuro de nuestro idioma, incrementado por la asunción de posiciones neo-bilingüistas por parte de un sector creciente del nacionalismo gallego.

Todo lo anterior puede ayudarnos a comprender que estamos delante de la aplicación de un plan coherente y sistemático que mantiene el objetivo histórico que Madrid nos reserva, con la inestimáble colaboración de la burguesía subsidiária gallega: la definitiva españolización de Galiza.

Froda

#1 corrige harmonizar porque se escribe sin "h" al menos en castellano es armonizar (creo) a no ser que sea así en galego

Froda

#3 y #4 Graciñas a los dos

D

#2 Efectivamente, en gallego es con hache.

Discurso especialmente peñazo incluso para los estándares de estos temas.