Hace 13 años | Por txukrut a elmundo.es
Publicado hace 13 años por txukrut a elmundo.es

Aprovechando el día mundial de los océanos que se celebra el 8 de junio, la organización internacional de conservación marina estima que en lo que va de siglo se han desechado 70 millones de toneladas de pescado y se han destruido 110.000 hectáreas de fanerógamas marinas que daban cobijo a miles de organismos. Además, el 99% de las especies marinas en peligro de extinción carece de planes de conservación.

Comentarios

Franekr

No pasa nada, cuando no quede nada nos comemos el dinero de Botin y coleguitas...

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Pesca de arrastre despilfarra a nivel mundial 8 millones de toneladas de animales atrapados en sus redes

Hace 13 años | Por --256178-- a veoverde.com

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Este es un comentrio que puse en la noticia del enlacede #1:
Voy a poner aquí unos cuántos párrafos muy interesantes del libro "Comer Animales" de Jonathan Safran Foer, que trata muy bien este tema:

"La red de arrastre, normalmente usada para la pesca de gambas, es el equivalente marino de las talas de árboles en las selvas tropicales. Busquen lo que busquen, esos pescadores se llevan tiburones, rayas, cangrejos, calamares, vieiras: un centenar de otros peces y otras especies. Prácticamente todos mueren.
Hay algo siniestro en esta forma de "cosechar" animales como quien arrasa un terreno. Una operación con red de arrastre suele acabar lanzando por la borda entre un 80 y un 90 por ciento de los animales que captura. Las operaciones menos eficaces llegan a deshacerse de un 98 por ciento de esos animales, que devuelven, muertos, al océano. A esto se le llama "captura incidental". Pongamos las gambas por ejemplo, ellas suponen el 2 por ciento de la comida marina en términos de peso, pero su pesca supone el 33 por ciento de las capturas incidentales globales. Tendemos a no pensar en ello porque tendemos a no saberlo. ¿Y si en nuestra comida apareciera etiquetada la cantidad de animales que murieron para llevar ese deseado animal hasta nuestro plato? Por ejemplo, con las gambas de Indonesia, la etiqueta podría rezar así: SE MATARON Y FUERON DEVUELTOS AL OCÉANO ONCE KILOS DE OTROS ANIMALES MARINOS POR CADA MEDIO KILO DE GAMBAS.[...]

Al mismo tiempo que engullimos a los peces más deseados, que suelen ser los principales carnívoros de la cadena alimenticia, como el atún o el salmón, eliminamos a los depredadores y causamos un breve auge de las especies que están un paso por debajo de dicha cadena. La velocidad generacional del proceso dificulta que se aprecien los cambios (¿sabéis qué pescados comían vuestros abuelos?), y el hecho de que las presas en sí mismas no disminuyan en volumen otorga al asunto una engañosa impresión de sostenibilidad.
La red de arrastre y el palangre no son sólo preocupantes desde un punto de vista ecológico: son una muestra de crueldad. En las redes, cientos de especies distintas quedan aplastadas, cortadas por los corales, golpeadas contra las rocas (durante horas) y luego sacadas del agua provocando una dolorosa descompresión (que a veces causa que se les salten los ojos o se les salgan los órganos internos por la boca). También en el palangre los peces se enfrentan a una muerte lenta. [...]

Las redes de cerco, el último método de pesca del que voy a hablar, son el mayor exponente de la tecnología que se usa para capturar al pescado más popular en el mundo, el atún. Consiste en desplegar una red en torno a un banco de peces, y una vez dicho banco queda rodeado, unir el fondo de la red, como si los pescadores cerraran un monedero gigante. Los peces quedan atrapados, junto con cualquier otra criatura que estuviera por allí, y luego ésta es izada a cubierta, Suelen separar a los peces no deseados, pero la mayoría, sin embargo, muere en el mismo barco, donde se ahogan lentamente o se les cortan las agallas mientras están conscientes. En algunos casos, los peces son arrojados sobre hielo, lo cual prolonga su agonía. Según un estudio reciente publicado en Applied Animal Behavioural Science, los peces sufren una muerte lenta y dolorosa que suele durar alrededor de catorce minutos después de ser lanzados sobre el hielo (algo que les sucede tanto a los peces de mar como a los de piscifactoría).
¿Importa esto hasta el punto de hacernos cambiar lo que comemos? ¿A qué conclusión llegaría la mayoría de los omnívoros selectivos si junto a cada uno de los salmones que comieran hubiera una etiqueta señalando qué salmones de sesenta centímetros de largo han pasado su vida en el equivalente de una bañera donde los ojos les sangraban por la intensidad de la contaminación del agua? ¿Y si la etiqueta mencionara también las explosiones de poblaciones de parásitos, los aumentos de enfermedades, las degradaciones genéticas y las nuevas enfermedades más resistentes a los antibióticos que son el resultado de las piscifactorías?
Existen ciertas cosas, sin embargo, para las que no hacen falta etiquetas. Ningún pez tiene una muerte digna. Ni uno solo. No tenéis que preguntaros si el pescado que os han servido en el plato sufrió. Lo hizo.
Dado que hablamos de especies marinas, de cerdos o de otros animales que nos sirven de comida, ¿ese sufrimiento es lo más importante del mundo? Por supuesto que no. Pero ésa no es la cuestión. ¿Es más importante que el sushi, el beicon o los nuggets de pollo? Contestad a eso."

El texto está lleno de referencias a las fuentes, pero sería mucho trabajo, quien quiera profundizar en ello que compre el libro
Estamos ante un grave problema que nos atañe a todos y debemos ser consecuentes poniendo nuestro granito de arena. Hay que bajar la demanda de pescado.

andran

Luego vas al mercado a comprar un kilo de pescadilla y te lo cobran a 7 jeuros. Si hay escasez se puede subir el precio, si hay abundancia hay que bajarlo.