Hace 12 años | Por Carlosrp a elpais.com
Publicado hace 12 años por Carlosrp a elpais.com

Tras un funeral en el País Vasco, tuve que volar a Extremadura junto con el féretro del cadáver de un extremeño, de un policía nacional asesinado por el terrorismo etarra. Corrían los primeros años ochenta. La banda ETA se ensañaba con la sociedad española en medio de un rosario de muertes que a casi todos dejaba indiferentes. Era septiembre de 1983 y llevaba unos pocos meses como presidente...

Comentarios

raoulduke

Que el autor de este artículo haya tenido un cargo electo de alta responsabilidad en el Estado deja bastante a las claras el analfabetismo político en el que vivimos. Para entender este artículo hay que echar mano constantemente del diccionario mental para la traducción de eufemismos políticos españoles.

Este paisano tiene tan pocas luces que no es capaz de ver que está dejando en evidencia a la policía y la guardia civil. Su relato deja claro que estos dos cuerpos armados eran una especie de pistoleros que amenazaban a la población civil con pegarles tiros y que conspiraban en los coches patrulla para hacer su santa voluntad.

p

Hay elecciones, hay que hablar de eta, los votos que se pueden perder son muchos.

lorips

Os recomiendo leer como mínimo los tres o cuatro primeros párrafos, como anécdota no tienen desperdicio. Y luego hay algunos que dicen que han estado siempre con las víctimas pero no hicieron lo que hizo este señor.

Es muy curioso que un presidente se vaya solo en autobús a Madrid para coger un avión hacia Euskadi y cuendo termine el funeral no sepa ni como volver a casa. Ibarra nos puede caer muy mal pero ese día estuvo donde tenía que estar aunque fuera solo, en autobús y sin billete de vuelta.