Hace 14 años | Por laverdad a zenit.org
Publicado hace 14 años por laverdad a zenit.org

3 años antes de que Hitler subiera al poder católicos Alemania tenian prohibido inscribirse en las filas del partido nacionalsocialista bajo pena de excomunión, el castigo más grave dentro de la Iglesia Católica.

Comentarios

DexterMorgan

Ya, y que lo diga un periódico católico le añade mucha credibilidad al asunto.
A ver si se aclaran, que el llamado "concordato imperial" del vaticano con Hitler y las fotos de obispos brazo en alto están perfectamente disponibles para todo el que las busque.

D

#1 Hay mas obispos aparte de los católicos.

DexterMorgan

#2

Aqui se está hablando de obispos católicos, no de protestantes o lo que sea.

#3

¿Y bien?¿he negado yo en algun lado el pacto molotov-ribbentrop de no agresión?.
Sinceramente, no entiendo que tiene que ver tu comentario, mas que el enésimo hombre de paja, ya que aqui nadie habia mencionado a los comunistas para nada.

#5

Anda, asi que ahora el pasillo vaticano y tal, fue propaganda soviética.
Lo que hay que oir.
Acusáis a los sovieticos de manipular la historia, acertadamente, porque hicieron tales cosas, y luego hacéis vosotros lo mismo.

Hubo catolicos en campos de concentracion. Hubo sacerdotes asesinados, contrarios al nazismo. Pero negar la colaboracion de Pio XII con el regimen nazi, es negarse a ver la realidad.

http://es.wikipedia.org/wiki/Concordato_imperial

Antes de 1933 los obispos católicos de Alemania se habían opuesto a la filosofía nazi. Sin embargo el cardenal Pacelli (conocido posteriormente como Pío XII) ordenó a los obispos que revisaran su actitud hacia el nacionalsocialismo. Por ese entonces se esperaba firmar el Concordato Imperial entre el Tercer Reich y el Vaticano. Los artífices fueron el vicecanciler alemán Franz von Papen (en el régimen nazi, llevó la delantera en atraer las facciones católicas para que apoyaran al nuevo Reich) y el sacerdote y político de derecha Ludwig Kaas. Ambos habían apoyado la Ley Habilitante que confirió los plenos poderes a Adolf Hitler. Franz von Papen llegó a comentar en un anuncio oficial:

Nosotros, los católicos alemanes apoyaremos con toda nuestra alma y plena convicción a Adolf Hitler y su gobierno (...) El catolicismo alemán (...) tiene que participar activamente en la edificación del Tercer Reich.
Franz von Papen

Por el otro lado se encontraba el cardenal, Secretario de Estado y Ministro de Relaciones Exteriores Pacelli (quien comulgaba con algunas premisas del régimen, por ejemplo, aprobaba el aspecto anti-bolchevique del Tercer Reich). Otorgó al vicecanciller Von Papen la elevada condecoración papal, la Gran Cruz de la Orden de Pío. Von Papen regaló al cardenal una Madonna de porcelana blanca de Meissen, como regalo del Tercer Reich; los regalos tenían la dedicatoria 'Recuerdo del Concordato del Reich 1933'.

El Papa Pío XI mencionó a los enviados nazis que se alegraba mucho que El gobierno alemán ahora estuviera bajo la dirección de un hombre que se opone inflexiblemente al Comunismo.

El concordato requería que el Vaticano dejara de apoyar al Zentrum, y así aprobaba el "Estado totalitario" unipartidario de Hitler.
El nombramiento de arzobispos, obispos, y otros por el estilo se emitirá solo después que el Gobernador instalado por el Reich, se haya asegurado debidamente de que no existen dudas respecto a puntos políticos generales
Artículo 14 del concordato.

El Concordato hizo que las relaciones Vaticano-Tercer Reich fueran tibias o se encontrasen en suspensión. La Iglesia no se opuso abiertamente al régimen (a excepción de miembros en casos aislados). En la política exterior la actitud conciliadora del Vaticano fue apoyo al régimen, especialmente en la etapa de ascenso al poder. Se evitó absolutamente decir una palabra contra persecuciones y exterminio de seres humanos en campos de concentración. Sin embargo, como se constata en varias enciclopedias escritas, cientos de católicos alemanes fueron asesinados o movilizados y expropiados por oponerse a título individual al régimen. En Polonia, luego de la ocupación, la resistencia liderada por católicos defendió los intereses del pueblo hebreo. Podemos ver en esta etapa a personalidades como el futuro pontífice Juan Pablo II y autoridades de la iglesia católica polaca oponiéndose al régimen y al mismo Pío XII ordenando resguardar judíos en catedrales, monasterios y capillas en Roma.

Posteriormente, el Vaticano facilitaría la huida de los criminales de guerra nazis a través de la "ruta de los monasterios" o "ruta de las ratas", dirigida por el obispo Alois Hudal.

Bibliografía

* Enciclopedia del Novecento, Tomo IV, del Instituto de la Enciclopedia Italiana.
* Franz von Papen-His life and Times, de H.W.Blood-Ryan.
* Satan in Top Hat, de Tibor Koeves.
* The Churches and Third Reich, de Klaus Scholder.

D

#1

Tambien está la foto de la URSS comunista firmando tratados con los nazis.
Solo cuando los atacaron, rompieron esos pactos.

Vamos, que a los comunistas, los judios , homosexuales, republicanos españoles, etc etc, se le traian al fresco hasta que vieron las orejas al lobo

l

Si te das cuenta, niguna de las fuentes que se citan en la noticia son católicas.
Y si miras en los enlaces de la derecha, verás mucho enlaces con otras muchas noticias que corrobiran lo que se cuenta en esta. El problema ha sido que los archivos vaticanos hace muy poco que desvelaron estos documentos, una vez finalizado el tiempo de espera pertinente antes de poder sacarlos a la luz

Mira, te copio una noticia de un periódico de tirada nacional hace poco, con fuentes alemanas

Himmler, el líder de las SS, fue el más radical de los nazis y, descontando a Hitler, el que más poder llegó a tener. Ésa es la tesis central del historiador Peter Longerich, desplegada en un monumental volumen en la editorial alemana Siedler con el título «Heinrich Himmler, biografía». El jerarca nazi dejó escrito un diario, comentarios de libros y mucha correspondencia que han permitido a Longerich adentrarse en su pensamiento. Himmler consideraba al cristianismo como «la peste más grande que se ha generado en la historia». Aunque su madre había sido católica y devota, las lecturas esotéricas y la búsqueda de la superioridad aria llevaron al joven a odiar la noción misma de pecado, de amor y la debilidad del Cristo crucificado. «La imagen sosa del crucifijo» En 1928, Heinrich Himmler se convertía en jefe de las SS, las fuerzas de choque nazi. Su pasión y eficacia le convirtieron en la mano derecha de Hitler. Antisemita furibundo, consiguió tener bajo su mando los campos de concentración y de exterminio del régimen. Fue, por lo tanto, el responsable más directo del Holocausto. En 1937 explicaba a las juventudes hitlerianas la diferencia entre el crucifijo, «esa imagen sosa del fracaso» y «nuestros dioses, guerreros armados, que representan las verdaderas características de nuestra raza, la confianza y voluntad de obtener y ganar». El crucifijo expresaba «humildad y autonegación, cualidades decadentes que nosotros, conscientes de nuestra vocación heroica, debemos repudiar. La corrupción en nuestra sangre causada por la intrusión de esta filosofía extranjera debe acabar». En junio de 1942, durante el funeral de su lugarteniente, Reinhard Heydrich, víctima de un atentado, criticó «este cristianismo, la mayor de las plagas que podría habernos afligido, que nos ha debilitado en cada conflicto». Expresó su creencia en un «dios», llamado por el nombre germánico Wralda, que es «una creencia en el destino». «La esencia de estos megalomaníacos, los cristianos, que hablan de hombres que gobiernan el mundo, debe acabar», insistía, porque «el hombre no es nada especial, sólo es una parte insignificante de esta tierra». La nueva moral que proponía sólo tenía una base materialista, «la escala del macrocosmos y el microcosmos, el cielo estrellado sobre nosotros y el mundo que vemos en el microscopio». En 2006 la historiadora canadiense Heather Pringle, en su libro «El Plan Maestro», analizó el papel de los «eruditos» de Himmler, su oficina de la Ahnenerbe. Buscaron las raíces arias en Islandia, Bolivia, Canarias, y en la famosa expedición al Tíbet de Ernst Schäfer en 1938. Como expertos en «ciencia racial», Himmler los puso a coleccionar craneos judíos y a ejecutar experimentos con presos para investigar sistemas de esterilización, la resistencia al frío extremo y la efectividad de gases venenosos. En nombre de la ciencia. El 23 de mayo de 1945, siendo prisionero de los británicos, Himmler se suicidó. El esfuerzo paganizador de los nazis tuvo cierto éxito. En 1933, último año de elecciones, hubo 34.000 apóstatas católicos y 57.000 protestantes. En 1937, después de cerrar las escuelas cristianas y afiliar a todos los menores a organizaciones nazis, apostataron 104.000 católicos y 338.000 protestantes. En total, de 1932 a 1944, dejaron la fe oficialmente 648.000 católicos y 2.050.000 protestantes, seducidos o presionados por el nazismo.

l

Lo que se dice en la Wikipedia es discutible. El 30 de enero de 1933, Adolf Hitler tomó el poder, y ya en abril ofreció por iniciativa *suya* un Concordato a la Santa sede, cuyas cláusulas eran muy favorables a la Iglesia. No es cierto que la iglesia pidiera revisar el concordato.

En Roma, la Santa Sede no creía ni se fiaba de Hitler, pero se encontraba en la difícil situación de no poder rechazar, porque se trataba de un Concordato muy favorable.

Por tanto, la Santa Sede, aún no fiándose para nada de Hitler, firmó el Concordato. En la Curia romana sin embargo todos sabían que Hitler no observaría ni respetaría el concordato. A pocas semanas de la conclusión del concordato, el cardenal Eugenio Pacelli, futuro Pío XII, secretario de Estado, a la pregunta del diplomático británico: «¿Respetará Hitler el concordato?», respondió: «Absolutamente no, podemos sólo esperar que no viole todas las cláusulas a la vez».

Y en efecto, inmediatamente después de la firma, empezó la persecución de los católicos. Para defender a los católicos, la Santa Sede envió al Gobierno más de 50 protestas (cuyos textos se encuentran en el libro «Der Notenwechsel Zwischen Dem hailigen Stuhl Und Der Deitchen Reichsregierung» («El intercambio de notas diplomáticas entre la Santa Sede y el Gobierno del Reichstag – de la Ratificación de Concordato del Reich hasta la encíclica “Mit Brennender Sorge”»). (Matthias- Grunewald- Verlag – Mainz 1965).

A pesar de las protestas oficiales de la Santa Sede, los atropellos nazis se hicieron cada vez más incesantes en la educación, en la prensa, con la prisión de sacerdotes, etc., hasta el punto de que en 1936 la Conferencia Episcopal Alemana pidió una intervención pública.

l

Para ser más preciso añado que las palabras anteriores están tomadas del historiador alemán Peter Gumpel. La fuente es http://www.zenit.org/article-23221?l=spanish

Es una pena que se trate de presentar este concordato como un apoyo de quién más lucho, y arriesgó contra los nazis. Ese concordato no fue más que una artimaña, una trampa de Hitler para eliminar el partido católico.
He protestado formalmente en la Wikipedia, presentando esta y otras pruebas incluso en alemán en las que se muestra que el concordato fue ofrecido y elaborado por el partido nazi.

l

Para ser realmente crítico y buscar la verdad recomiendo el siguiente artículo

http://chiesa.espresso.repubblica.it/articolo/1337848?sp=y

Es una lección acelerada de historia para realmente comprender cómo se fue formando la leyenda negra sobre Pio XII.

En el se demuestra como Pio XII actuó contra Hitler, como escondió a cientos de judíos en sus aposentos Vaticanos, como escribió incluso hasta una encíclica contra el nazismo. Nadie se atrevió a tanto, ni los tan laureados partisanos que callaron durante mucho tiempo. Pio XII tenìa que actuar con mucho cuidado ya que estaba en peligro la vida de miles de sacerdotes.

El problema fue que el Vaticano también avisó del peligro comunista de Stalin y a partir de ahí toda el monumental aparato de propaganda soviético empezó a cargar... Leerse el artículo del enlace que adjunto y luego opinad.