Un estudio antropológico (eso dice el autor) sobre el insulto definitivo de nuestro idioma. Admitámoslo: una palabra tan eufónica como “hijoputa” es un apetitoso caramelo para todos aquellos que desean experimentar las delicias del idioma castellano.
Comentarios
Hijo de puta hay que decirlo mas!
Es el alfa y el omega de la vulgaridad!
mascachapas! rebanapanes!