Hace 13 años | Por tripolar a ideal.es
Publicado hace 13 años por tripolar a ideal.es

Hubo hombres en España con un espantoso oficio. Eran el último eslabón de la justicia del Talión, los que convertían en hierro la sentencia de la toga, que se escribía con las manos limpias y llevando el cuidado de no manchar con la tinta las puñetas de la manga.(...) El verdugo de Madrid Áureo Fernández Carrasco, que ganaba dieciocho duros al mes, más un plus de cincuenta pesetas por ejecución, solía repetir: «Porque no soy yo el que mata, compréndanlo ustedes. La que mata es la Ley».

Comentarios

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Recomiendo la película "el verdugo" de Berlanga, que logró pasar la censura pensando que era de humor.

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Odio todo aquel que dice."Porque no soy yo el que mata, compréndanlo ustedes. La que mata es la Ley". Lo he visto en muchos lugares y siento repugnancia hacia ellos.

D

#1 y el juez que condena a muerte y el pueblo que lo permite qué pasa con ellos? son pecados banales o menores que los del verdugo? Es que el pueblo se puede escudar en no arriesgar su trabajo, su posición o su vida más que el verdugo?

AitorD

#2 "...mientras al fiscal le reservaban el mármol en el velador y le convidaban a anís con azucarillos, al verdugo no le daban pensión en la plaza donde le tocase el oficio y tenía que echar la noche en un camastrón de tabla, en un calabozo contiguo al del hombre que tenía que matar, y conciliar el sueño oyéndole los padrenuestros."

Ya sabes como va esto, todo el mundo quiere "justicia", pero nadie quiere mancharse las manos aplicándola. Eso, mejor que lo hagan otros.

D

Es el Estado quien obstenta el monopolio de la violencia y como tal el unico legitimado para ejercerla. Si dicho Estado cuenta con pena de muerte sera un funcionario del mismo el que la ejecute.

AitorD