Qué sería de los lectores sin los libreros? ¿Cuántos felices descubrimientos no les debemos a ellos? ¿Cómo imaginar una biografía lectora sin su sombra, sin su colaboración? A lo largo de mi vida he sido cliente de muchas librerías, he tratado con muchos libreros. Si los he abandonado ha sido, por lo general, porque ellos me abandonaron antes. Es decir, cerraron la librería. (El post habla de una en concreto, pero puede extrapolarse a cualquiera de las que cualquir lector visita habitualmente)
Comentarios
Si, cuando entras en una tienda de libros viejos, parece que entras en un mundo donde todo puede ser posible.
Eso que describe es la diferencia entre una auténtica librería y un mero supermercado de libros.
No sé, un buen librero es un tesoro, pero cada vez son más raros de encontrar.