A lo largo de los últimos tiempos, a los españoles –otrora vocingleros y petulantes- se nos ha contagiado la flema británica, esa que impide hablar en público de dinero, política o religión, asuntos que, como nuestros vecinos de los mares del norte, hemos relegado a la intimidad.
"Sé que no es cierto, pero cuánto cuesta soltar las amarras de la auténtica libertad, sacudirse el miedo al qué dirán y vivir con la soltura de quien confía en Dios"
Es cierto, a mí se me está contagiando la flema británica ésa, y noto algo extraño, ahí, en la garganta...
Menuda tonteria. Ahora resulta que no se puede hablar de religión en publico porque "eso es lo que nos recuerdan por activa y por pasiva los encargados de velar por el bien público y los que lideran la cultura."
Me da a mi que estos son Libeggales, mas bien.
Comentarios
"Sé que no es cierto, pero cuánto cuesta soltar las amarras de la auténtica libertad, sacudirse el miedo al qué dirán y vivir con la soltura de quien confía en Dios"
Es cierto, a mí se me está contagiando la flema británica ésa, y noto algo extraño, ahí, en la garganta...
si tu lo dices... yo creo q es más bien lo contrario
Menuda tonteria. Ahora resulta que no se puede hablar de religión en publico porque "eso es lo que nos recuerdan por activa y por pasiva los encargados de velar por el bien público y los que lideran la cultura."
Me da a mi que estos son Libeggales, mas bien.