Hasta que el ministro de Justicia se puso estupendo en el Congreso, relacionar violencia de género y aborto era algo que solo decía en público el locuaz arzobispo de Granada; el mismo que compara la ley de plazos con un genocidio. Alberto Ruiz-Gallardón nunca ha sido un progre, pero siempre ha medido muy bien sus palabras para cuidar esa imagen de verso suelto, de conservador a la europea, de derecha moderada. ¿Por qué se mete ahora en ese jardín como una tuneladora en una cacharrería? ¿Ha sido una torpeza infinita o es un giro intencionado?
Comentarios
Francamente, no me parece que el artículo merezca 5 negativos de 6 clicks. Una mente tan malvada como la mía pensaría que hay quien está votando negativo por motivos poco santos...
Y eso que no acabo de estar de acuerdo con el artículo ¿De verdad le conviene al PP que en vez de hablar de la crisis y la reforma laboral (que se sigue hablando, y no poco) se hable de su revanchismo y su programa social nacional-católico? Lo dudo...
#3 Yo tampoco entiendo por qué esta masacre a negativos, de hecho, me ha parecido interesante, porque Gallardón, al menos desde fuera de Madrid, siempre ha parecido como la parte más izquierdista del PP y ahora en el gobierno central... como dicen en mi pueblo: "La cabra siempre tira al monte"
#3 #6
1. Mira quién ha votado negativo este envío.
2. Busca otros artículos de Escolar y mira quiénes han votado negativo.
3. ¡Tachán!
Al - llegar - al - gobierno - gire - a - la - derecha - ha - llegado - a - su -destino
Tengo la sensación de que Gallardón no es especialmente de derechas, pero claro, en Madrid, sin tener todos los focos apuntando en según que asuntos, le era más fácil presentarse como el alcalde que trata todos los temas. Ahora, en el gobierno, tratando temas de su Ministerio y rodeado de la creme de la creme de la derecha, tiene que parecer más papista que el papa, sino su salto a la política nacional habrá sido en vano y será olvidado rápidamente.
Una imprudencia dirigida por los gerifantes del partido y las altas esferas eclesiásticas.
A la hora de gastar a manos llenas Gallardón tiene mucho de socialisto.