El obispo belga André-Mutien Léonard, líder de la Iglesia Católica en Bélgica, ha condenado en un nuevo libro que el Parlamento pueda decidir sobre el matrimonio entre personas del mismo sexo, alegando que la Iglesia debe ser la responsable de decidir sobre temas de importancia social.
Los votantes votan a quien les sale del nardo, y si quieren votar a partidos que hacen caso de lo que dice la iglesia allá ellos, están en su derecho, y el deber del resto es aceptar el valor de su voto que vale tanto como el nuestro.
#5 La gente puede votar lo que le salga de las narices, pero no hay que aceptar leyes injustas, por mucha mayoría que tengan, como la que plantea el señor obispo porque van en contra de la democracia. La gente es libre de vivir su vida como quieran y el estado debe inmiscuirse lo mínimo. En este caso es tan sencillo como que los católicos no se divorcien (si quieren ser coherentes con su fe) y los demás hagan lo que crean conveniente.
Comentarios
"alegando que la Iglesia debe ser la responsable de decidir sobre temas de importancia social."
JUAS!!!
#1 Hay una mejor aún: "nos enfrentamos al peligro de una democracia arrogante que cree que mediante el voto se puede modificar la ley".
Cierto, para eso hemos votado al Papa. Disfrutemos de lo votado.
Es tan sencillo como no hacerles ni caso.
#3 Ese es el problema: que muchos votantes les hacen caso. ¿no se llamaba a eso clericalismo?
Hay un refrán que dice:
A palabras necias oidos sordos.
Los votantes votan a quien les sale del nardo, y si quieren votar a partidos que hacen caso de lo que dice la iglesia allá ellos, están en su derecho, y el deber del resto es aceptar el valor de su voto que vale tanto como el nuestro.
#5 Si nos debemos a estados laicos, los democratacristianos o los democratamusulmanes deben ser ilegalizados
#5 La gente puede votar lo que le salga de las narices, pero no hay que aceptar leyes injustas, por mucha mayoría que tengan, como la que plantea el señor obispo porque van en contra de la democracia. La gente es libre de vivir su vida como quieran y el estado debe inmiscuirse lo mínimo. En este caso es tan sencillo como que los católicos no se divorcien (si quieren ser coherentes con su fe) y los demás hagan lo que crean conveniente.