Daría un meñique por ser rey y convertir mi vida en un serial de amor y lujo y poder ponerme esos ternos militares llenos de medallas y esos polos de marca con bermudas y zapatos náuticos tan limpitos y tan informales
Tranquilo, esperate a que convoquen elecciones para monarca y... Oh Wait! pero esto no era una democracia? Otra opción es casarse con alguna infanta y esperar que te toque.
Ese debería ser el argumento universal para ser antimonárquico: la envidia. Y lo digo completamente en serio, con independencia de las ideas de cada uno o cómo pensemos que es el modelo de estado ideal, hay un sentimiento natural, casi primitivo, que nos caracteriza a todos, y es, como ya he dicho, la envidia. Todos quisiéramos nacer con la vida solucionada y con la perspectiva de pasarla rodeados de lujos y comodidades, dedicándonos a viajar y comer los manjares que nos preparan en todas las partes del mundo, de vacaciones en yates y castillos, conduciendo coches lujosos y, de vez en cuando, dando algún discurso. Supongo que esas ventajas también las puede tener el hijo de cualquier dueño de una empresa grande, pero al menos en ese caso no "se lo pagamos entre todos". Y además de los ricos herederos de empresas se suele hablar bastante mal, la prensa siempre está atenta a sus errores y excesos, mientras que todos los días tenemos que escuchar lo maravillosa que es la familia real, lo perfectos que son todos y la vida tan feliz que viven.
Comentarios
Tranquilo, esperate a que convoquen elecciones para monarca y... Oh Wait! pero esto no era una democracia? Otra opción es casarse con alguna infanta y esperar que te toque.
Tranaquilo, cualquier persona puede serlo... Oh wait!
Ya no quedan infantas libres para darlas con tó lo gordo... Tendrás que esperar a que crezcan las nietas del susodicho para poder acercarte al menos.
Pero es que no lo eres... yo me autoproclame la semana pasada emperador del universo.
Tranquilo, te puedes reencarnar.
Ese debería ser el argumento universal para ser antimonárquico: la envidia. Y lo digo completamente en serio, con independencia de las ideas de cada uno o cómo pensemos que es el modelo de estado ideal, hay un sentimiento natural, casi primitivo, que nos caracteriza a todos, y es, como ya he dicho, la envidia. Todos quisiéramos nacer con la vida solucionada y con la perspectiva de pasarla rodeados de lujos y comodidades, dedicándonos a viajar y comer los manjares que nos preparan en todas las partes del mundo, de vacaciones en yates y castillos, conduciendo coches lujosos y, de vez en cuando, dando algún discurso. Supongo que esas ventajas también las puede tener el hijo de cualquier dueño de una empresa grande, pero al menos en ese caso no "se lo pagamos entre todos". Y además de los ricos herederos de empresas se suele hablar bastante mal, la prensa siempre está atenta a sus errores y excesos, mientras que todos los días tenemos que escuchar lo maravillosa que es la familia real, lo perfectos que son todos y la vida tan feliz que viven.