No es mi intención hacer un discurso comunista a estas alturas, si bien lo que quiero es comentar de que manera de un plumazo, se eliminaría mucha pobreza, hambre, muertes y en resumen mucha miseria del mundo. Los datos cantan por si mismos, el 74% de la riqueza del mundo está en las manos del 20% de la población. Datos importantes es que en la parte opuesta de la lista el 20%, no llega el 2% de la riqueza.
El usuario se abstendrá de crear múltiples cuentas con el fin de promocionar sitios webs, participar en discusiones simulando las opiniones de personas distintas (astroturfing), suplantar la identidad de otras personas o intentar alterar artificialmente los contadores de votos y karma y crear múltiples usuarios con el único objetivo de eludir las restricciones y penalizaciones generales del sistema.
La injusticia en el reparto de la riqueza ha existido y existirá... iba a decir siempre, pero albergo algo de esperanza, eso sí, muy lejana. Más que por el reparto (o, mejor, devolución) de la riqueza a los países más desfavorecidos, muchos de ellos esquilmados doblemente por las compañías extranjeras y por sus propios mandatarios, yo comenzaría por aprovechar ese flamante G20 para proponer que, al mismo tiempo que se importan las materias primas o las manufacturas del trabajo barato de millones de personas, se obligue a las empresas que tienen intereses en los países pobres a exportar allá los derechos sociales y laborales de nuestro mundo rico, al trabajador, no al Estado, el reparto de unas migajas de riqueza que, estoy seguro, darían un resultado revolucionario en pocos años. Pero, claro, nunca es momento de pensar en ésto.
No hace falta ser comunista para mostrar sentido común y ver que la distribución de la riqueza es injusta a todas luces. Otra cosa es que haya gente a la que le parezca bien. Por eso, Adam Smith y los posteriores, clásicos, eran más que nada filósofos: justificar el estado de las cosas desde la "racionalidad" para presentarlo como inevitable y como lo "menos malo".
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La injusticia en el reparto de la riqueza ha existido y existirá... iba a decir siempre, pero albergo algo de esperanza, eso sí, muy lejana. Más que por el reparto (o, mejor, devolución) de la riqueza a los países más desfavorecidos, muchos de ellos esquilmados doblemente por las compañías extranjeras y por sus propios mandatarios, yo comenzaría por aprovechar ese flamante G20 para proponer que, al mismo tiempo que se importan las materias primas o las manufacturas del trabajo barato de millones de personas, se obligue a las empresas que tienen intereses en los países pobres a exportar allá los derechos sociales y laborales de nuestro mundo rico, al trabajador, no al Estado, el reparto de unas migajas de riqueza que, estoy seguro, darían un resultado revolucionario en pocos años. Pero, claro, nunca es momento de pensar en ésto.
No hace falta ser comunista para mostrar sentido común y ver que la distribución de la riqueza es injusta a todas luces. Otra cosa es que haya gente a la que le parezca bien. Por eso, Adam Smith y los posteriores, clásicos, eran más que nada filósofos: justificar el estado de las cosas desde la "racionalidad" para presentarlo como inevitable y como lo "menos malo".