El profesor Daniel Arias Aranda, catedrático de Organización de Empresas en la Universidad de Granada, estaba un día trabajando en su despacho del campus cuando la madre de una alumna entró de sopetón, cerró la puerta y comenzó a lanzarle gritos y reproches sobre lo poco que estaba aprendiendo su hija en sus clases. En otra ocasión, un padre hizo lo mismo pero sin elevar el tono. Se limitó a dejarle encima de su mesa su tarjeta de inspector de Hacienda, como insinuando “cuidado con mi hijo, que te puedo buscar un problema fiscal”.