El 12 de febrero de 1899, España firmó un acuerdo que cambiaría su historia colonial para siempre. Aquel día, el presidente del Gobierno, Francisco Silvela, y el canciller alemán Clodoveo de Hohenlohe rubricaron el Tratado hispano-germánico, por el que España vendía al II Imperio Alemán las islas Carolinas, Marianas y Palaos, últimas posesiones de su imperio en Oceanía. A cambio, recibió 25 millones de pesetas, unos 15.000 euros actuales, cifra irrisoria si se compara con el valor geoestratégico que esas islas tendrían hoy en el tablero económi