Un individuo normal no pondría a su hija a la venta en una habitación por horas. Tampoco debería poner su moral desnuda y atada a una cama para ser violada por intereses mezquinos propios. Mucho menos ajenos. No se puede apoyar a los inmorales. Nunca hay justificación para apoyar a un asesino, a un violador, a un pederasta, a un torturador de ancianos. Hubo y hay quienes justifican al régimen nazi, o las purgas estalinistas, o a Pol Pot, o a Pinochet, o a ETA, o a la red Gladio. Siempre en aras de un supuesto principio mayor. No se puede porque -da …