Hubo un tiempo en que la literatura no solo servía para entretener. Hubo un tiempo donde los señores, los comerciantes y los eclesiásticos —las élites, en suma— se guardaban de tener un bagaje humanístico. Y esto no era por mera pretenciosidad: esos conocimientos eran herramientas que les permitían imponerse a sus contendientes, ya fuese en el mercado o en las intrigas palaciegas. Durante siglos, la literatura ha sido, por un lado, el enemigo del poder y, por otro, la herramienta de los poderosos. El mismo Platón …
3 : Y luego hay un montón de desconocidos, en ese universo gris de la nada, que podrían aportar algo más. Ahora mismo hay un García Márquez en [equis lugar del mundo] que nadie conoce o un Quevedo en...