No venían de Marte, di de Alfa Centauri, ni de ninguna estrella conocida, pero se les llamó marcianos de todos modos, seguramente porque ellos no se llamaban a sí mismos de ninguna manera inteligible. Fue frustrante. Se intentaron decenas de métodos diferentes para comunicarse con aquella raza venida del espacio, pero no se encontró modo de que sus respuestas correspondiesen a un patrón que a los nuestros les pareciera coherente. Si se les enviaban sonidos, contestaban con destellos. Si se les enviaban destellos, respondían con …