Pero el aumento y exceso del producto no ha abaratado su precio, sino todo lo contrario. El «derecho a disfrutar de una vivienda digna y adecuada» —dice el artículo 47 de la Constitución— queda en una simple declaración de intenciones cuando comprarse una casa no está al alcance de cualquiera. Y es un secreto a voces que el dinero negro se blanquea con ladrillos. «En otros países europeos, la calificación o recalificación de un terreno no implica para el propietario la obtención de plusvalías, porque no aumenta su precio.>>
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