La Fiscalía portuguesa de Sesimbra acusa de homicidio por imprudencia temeraria a los monitores y al director de una asociación de 'boy scouts' del Barrio del Pilar (al norte de la capital) por llevar a Diego Amador en una marcha de 8 kilómetros que, sin "agua suficiente y con temperaturas extremas", se convirtió en un "calvario", ya que el niño, de 13 años entonces, estaba tomando paracetamol de 1 gramo y la autopsia dictaminó que fue una "muerte por golpe de calor y sobreesfuerzo".
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