En 1997, Andre Agassi vivió el año más oscuro de su carrera, un descenso personal y deportivo que lo llevó al límite. Cayó hasta el puesto 141 del ranking mundial y, perdido en una espiral de desesperación, comenzó a consumir metanfetaminas. «Estaba tan lejos de mí mismo que ya no me reconocía», confesó años después. El tenis, que nunca había elegido amar, se le había vuelto ajeno; lo veía desde fuera, como si ya no formara parte de su vida. En esa etapa, dejó de entrenar, abandonó los torneos y se refugió en una rutina tóxica que retroalimenta
|
etiquetas: andre , agassi