Me hace mucha gracia cada vez que leo un comentario criticándo esta plataforma y aduciendo que su bajón de calidad y contenido se debe a motivos espurios como los strikes, los bots o el proselitismo ideológico. Análisis superficiales que parten de los prejuicios (a menudo, basado en los intereses personales) y en el desconocimiento. Y me sorprende que nadie hasta ahora haya expuesto, partiendo de los datos en bruto y de la observación imparcial, los verdaderos motivos de esta debable. Así que, jugándome un posible baneo, me voy a permitir el lujo y el placer de desvelarlos para todos vosotros, y que de una vez por todas acabemos con este debate.
1.Portabilidad y democratización de la conexión a Internet.
Cuando Menéame fue lanzado por primera vez, los smartphones eran cosa de pijos, y sus navegadores dejaban mucho que desear. A ello hay que sumar que tener tarifa de datos era algo poco común. Las tablets de por entonces eran ladrillos que se quedaban obsoletos con un soplido. Sólo había dos formas de entrar en Menéame: usando un ordenador de sobremesa o, en su defecto, un ordenador portátil con una autonomía de quince minutos tras un año de uso. Es decir, que nadie entraba en Menéame mientras estaba cagando, o mientras esperaba en la consulta del dentista. El meneante de por entonces se molestaba en encender el ordenador para disfrutar de la experiencia, como un hobby más en su tiempo libre. También estaban los informáticos que echaban un vistazo entre paja y paja, pero siempre requería de más esfuerzo. Caray, de hecho, muchos navegadores de la época apenas soportaban el tener varias pestañas abiertas (Internet Explorer ni siquiera tenía esa opción) sin fusilarte el giga de RAM.
Ahora a Menéame entra todo dios. Cualquier imbécil con acceso a Internet te comparte su feed de Twitter o la última gilipollez que le ha llegado por WhatsApp. Estas nuevas generaciones, con su decadente ortografía engordada por la penuria de los teclados táctiles, nunca han sentido el dolor de machacar una Olivetti y, por tanto, escriben con soltura pero sin cerebro, con el "todo vale" como premisa. Cero esfuerzo físico y mental. Las diarreas que se leen en los comentarios es buena prueba de ello, y (impulsado por el nuevo diseño) se está despreciando al usuario clásico, informático, funcionario, pseudo-culto, por una avalancha de niños rata que salta en milisegundos de vomitar su feel del momento a insultar a otros usuarios en el foro del Marca.
2. Deconstrucción del texto escrito
Ésto está asociado al punto anterior. Twitter, Youtube, Instagram... Se acabaron aquellos blogs de antaño donde el mensajero aporreaba las teclas de tal manera que dejaba a JotDown a la altura de "Teo se va a la playa". Ahora son todo imágenes, vídeos, infografías si me apuras. Se acabó el placer de la lectura. Muerte a los textos de autor de más de 200 caracteres. Todo lo que tenga más letras que una página de un cuadernillo Rubio satura la vista.
Usuario medio de Menéame, usando el intérprete de voz de Android para escribir un mensaje.
Culpa, una vez más, de lo mencionado anteriormente. Pantallas enanas que no invitan a la lectura. Un teclado con el que es imposible escribir a más de 50 pulsaciones por minuto sin tener que estar corrigiendo constantemente. El espíritu de enviar audios por WhatsApp. Tú te ahorras tiempo; que le den por culo al interlocutor. Audiencia, clickbait, audiencia. El cáncer de la Internet 3.0 que se extiende imparable a todas las plataformas. Idiocracia por adelantado.
3. Staff lleno de gallegos
No quiero escribir nombres pero me consta que, digamos, varios propietaros y desarrolladores de Menéame son gallegos. ¿A dónde vamos? Un sitio como éste no puede dirigirse basado en la Teoría de la Relatividad Extrema. Eso da lugar a que, a nivel de administración, todo sea absolutamente impredecible. Las penalizaciones son como la ruleta rusa. Los cambios en el diseño como el blackjack. ¿Por qué narices la web se cae tan a menudo? Porque los de AWS han puesto un filtro a los query que parten de IPs gallegas, temblando ante el probable bucle virtual.
Fotografía del nuevo frontender de Menéame.
Para mas inri, el target actual de Menéame no perdona ni olvida. La Triple F: Franco, Fraga, Feijóo. Simpatías cero. Hubieran ganado mucho más autoproclamándose murcianos, joder.
4. Influencia china
Aquí se da mucho lo de acusar al bueno de Jabiertzo de trabajar para el gobierno chino, pero lo que pocos critican es que Menéame sea, de por sí, una herramienta de propaganda de su gobierno comunista. Tenemos a varios agentes de su grupo de inteligencia infiltrados hasta las trancas, manipulando la opinión general del portal, invitando a personajillos para hacer proselitismo ideológico... pero todos tan contentos.
Yi Shihong, cabecilla de la operación "Orange Is The New Red", tras tirar un meneo crítico con Xi Jinping
De su líder, podemos decir que su aparente dominio del español y buen gusto por la gastronomía ibérica ocultan en parte sus intenciones, pero no deja de ser una fachada impuesta por IA. La prueba de ello es que esta señora, que es la que suele revisar el correo del abuse, es incapaz de generar una respuesta si dicho correo no está escrito en perfecto castellano, ya que DeepL es incapaz de procesar el contenido.
5. Porno y criptomonedas
Quien no tenga un usuario registrado difícilmente se dará cuenta de ésto, pero la mitad del tráfico que genera esta web es gracias a los perfiles falsos que ofrecen sexo e inversiones en criptomonedas. Y claro, ante eso, es difícil resistirse. El problema es que son estafas diseñadas para el tráfico de órganos y la venta de drogas. Existe una cuneta en la carretera de la entrada este de Talavera de la Reina llena de cadáveres despiezados de meneantes que creyeron que iban a mostrar su acero toledano a una muchacha de buen porte. Y relativamente cerca de allí, hay un módulo en la prisión de Ocaña II repleto de incautos cuyo dinero fue utilizado para comprar opio a los talibanes con cuentas falsificadas de DogeCoin.
Así que la sensación final es que Menéame cada vez tiene menos usuarios. Y menos que seguirá teniendo, porque un estudio independiente de la OCU acaba de demostrar que las tazas de desayuno con el logotipo de Menéame que se vendieron en el pasado contienen plomo, mercurio y trazas de Cruzcampo, con lo que es posible que el recuento final de fallecidos sextuplique el de todos los BanDays juntos. Sí, Menéame está acabando con sus usuarios de la manera más cruel y macabra. Así que si sólo recibes un simple strike, date con un canto de grafeno en los dientes y ponle unas velitas a San Stallman.