Ocurría en 2008 en un bar de un pueblecito oscense. Mientras José Antonio Labordeta saboreaba un vino quemado y una banderilla de bonito, le asaltó un adolescente, un punki de los pies a la cresta y mucho acento maño: “Labordeta, ¿se hace una foto comigo? Que también soy de Zaragoza”. Que a un punki le apetezca retratarse con un político es de llevarse las manos a la cabeza, pero así era el aragonés,querido,respetado, admirado. Labordeta, Gutiérrez Mellado, Tierno Galván... Un repaso a los representantes que podrían dar lecciones a los actuales
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