Hace 3 años | Por nachoman a investigart.com
Publicado hace 3 años por nachoman a investigart.com

Elena Brockmann de Llanos (1867-1946) intentó ser una gran pintora en un mundo dominado por los hombres. Con una formación excelente en la que recibió clases de Joaquín Sorolla o Mariano Benlliure, se presentó habitualmente a las exposiciones nacionales de arte, los grandes escaparates para los artistas de su tiempo. Algunas de sus obras fueron admiradas por el jurado, pero las normas exigían que sólo se podía premiar a hombres. Sin embargo, su obra acabó en las instituciones del Estado, comprada directamente por su calidad.

Comentarios

D

Vamos que pintaba pollas

l

Elena Brockmann de Llanos (1867-1946) es una de las pocas mujeres que en pleno siglo XIX rompió con los moldes de la sociedad de la época. Procedente de una familia de la alta sociedad madrileña de amplia cultura, su padre era ingeniero y su madre era sucesora de escritores y novelistas, entró de forma muy temprana en la Academia de Bellas Artes de San Fernando donde se matriculó en clases de dibujo del natural. Esto escandalizó en la cerrada y esnob sociedad de la época ya que dicha disciplina incluía el estudio del cuerpo humano, algo que hasta el momento había estado vetado a las mujeres en su preparación artística. Tras completar su formación en Madrid siguió sus clases en Roma de la mano de Mariano Benlliure y con Joaquín Sorolla. Esta amplia preparación le sirvió para superar las barreras que encontraban otras de las mujeres de la época, que quedaban relegadas a géneros como el del bodegón o el paisaje, y se atrevió con la práctica del género de la pintura de historia, que por su mayor dificultad en sus composiciones había estado vedado a las mujeres

Muy bien explicado y,por cierto,menuda maravilla de cuadros.

f

¿Cómo pintan los hombres?

Estas cosas me alucinan.

Robus

#4 En mi caso mal...

Además, mi mujer se queja porque no pongo periódicos y que tengo mucho rato los muebles amontonados mientras le doy a la segunda capa a las paredes...

De los colores mejor ni hablo...