Su afán posesivo se acentuó cuando iniciaron la convivencia de pareja. Ella decidió romper la relación entre ambos. Él no asimiló bien la voluntad de ella y adoptó la persistente medida de enviar nada menos que 2.147 mensajes entre el 2 de septiembre y el 7 de octubre. Además, realizó 53 llamadas perdidas al mismo teléfono móvil. Por estos hechos, ha sido condenado a un año y nueve meses de prisión
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