En España las señales que llegan en este momento nos mantienen atados a un bucle insufrible que secuestra toda nuestra agenda pública y nos condena a hablar de corrupción-partidos políticos-corrupción-estrategias-corrupción- Fiscalía-corrupción-Presupuestos-corrupción. Y en los descansos, el procés catalán. Y así podríamos llenar páginas enteras de debates que están esperando a que se resuelva qué hacer con un partido atravesado de casos de corrupción que pretende hacer borrón y cuenta nueva cada vez que un escándalo le estalla
Comentarios
Qué va. Esto es una realidad que siendo neutra y queriendo que no siga siendo así ha de ser interpretada.
Hay gente que pasa por encima de todo esto sin más. Caminando. Siguiendo con la vida.
Ese bucle es cierto; de hecho, tiene que ver con cierto resultado -lamento no tener los datos más a mano ahora mismo, pero en fin... - que se publicó, y de esto hace ya más de medio año, sobre el nivel de hastío (yo diría fatiga) de la gente con temas como corrupción, presupuestos, mal gobierno, y soberanismo e independentismo catalán. Al parecer, se ha creado tal nivel de aburrimiento en el pueblo, que ya vamos camino de convertirnos en una nación de descreídos y pasotas con lo político (o una "nación de naciones" de descreídos y pasotas con lo político). Al parecer hasta los que, en pleno fervor indepedentista, allá por el 2011-2016, llenaban sus balcones de esteladas y se agolpaban en las calles de Barcelona cuando la(s) Diada(s), ahora ya dicen en las encuestas "que sea lo que sea, pero por favor que acabe ya...". Y sí, tiene cierto puntito de insoportable. Encender la tele, ver el telediario, y sentirte que cada día se repiten las mismas noticias es... muy cansino, sí.