Hace 12 años | Por thingoldedoriat... a cadenaser.com
Publicado hace 12 años por thingoldedoriath a cadenaser.com

El Tribunal Supremo reconoce a una vecina de Málaga que su padre biológico fue un sacerdote amigo de la familia, ya fallecido. La sala de lo civil ha confirmado la sentencia de la Audiencia de Málaga y considera que el conjunto de pruebas es suficiente para avalar la paternidad. La principal, la prueba de paternidad que ratificó casi al 100% que la demandante era hija del religioso. Lourdes nunca dudó quiénes eran sus padres hasta que tenía 40 años. Su madre le contó que no era hija de su marido sino de un "sacerdote amigo de la familia".

Comentarios

Alexxx

Nunca digas de este agua no beberé, ni este cura no es mi padre, ni ...

berzasnon

#1 ...ni esta polla no me cabe lol

Cura, ese señor al que todos llaman "padre", menos sus hijos, que le llaman "tío"

thingoldedoriath

A mi la verdad es que, mientras contribuyan al sostenimiento y educación de la criatura (ya que la jerarquía se toma muy a mal que los reconozcan); el resto me da igual. Si la chica era mayor de edad y no fue forzada*, todo se reduce a una relación entre adultos.

thingoldedoriath

#6 Eso está claro. Además, hoy en día, hasta los católicos saben que un cura no puede mantenerse "emocionalmente equilibrado" sin sexo. La Iglesia Católica también lo sabe, pero... el interés manda. Es decir, la gente prefiere que un cura tenga una vida sexual "normal", aunque haya de ocultarla, que un cura al que la represión de esos naturales impulsos, le llevan a abusar de niños...

D

Hecho que, por cierto, era relativamente habitual en el mundo rural hasta hace poco tiempo.

Fantas

#2 Era?

D

#4 Era porque, antiguamente, el número de sacerdotes que lo eran por vocación era significativamente inferior al que pueda haber en la actualidad en términos relativos. Antes, la carrera eclesiástica (a todos los niveles) podía ser una buena salida para que no te faltase un buen sustento y para, encima, gozar de autoridad.

Ahora, quien se mete en España en la Iglesia Católica para ejercer su ministerio en unas condiciones de imagen social mucho peores, tiene que tener vocación.