En Cantabria, un ciudadano sin partido, sin cargo y sin más altavoz que sus redes sociales ha logrado lo que muchos consideraban imposible: obligar al Gobierno regional a hacer público un software que hasta hace poco permanecía en secreto (obstaculizando así la libre concurrencia a contratos públicos), y defender en los tribunales su derecho a denunciarlo.
|
etiquetas: software , administración , opacidad , cantabria