Desde que se supo que los eurodiputados habían votado en contra de una propuesta para obligarles a utilizar la clase económica del avión en lugar de la primera clase, a no acumular dietas y a congelar sus salarios en 2012, un grito de indignación recorre las redes sociales. Twitter, bajo el hastag
#eurodiputadoscaraduras, ha recogido las expresiones más ocurrentes del justo cabreo de los de a pie. Las hay graciosas: “URGENTE: un eurodiputado acepta pagar un café en su bar de toda la vida”...