Mientras en Francia trabajan 35 horas, en Alemania 34, y en Austria 33, España —gracias al bloque conservador— sigue anclada en las 40 horas de 1983, a pesar de que la productividad ha crecido un 53% y los salarios solo un 22%. La riqueza generada no va a los trabajadores. Va a los accionistas. Va a los lobbies. Va a los bolsillos de quienes, como Feijóo le han regalodo las cajas y bancos gallegos con nombre y apellidos Juan Carlos Escotet de Abanca llevándolo a la Lista Forbes como recien millonario de España, viven en mansiones
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