La actriz Cleo Rocos dio a conocer en su libro "The Power Of Positive Drinking" ("El poder de la bebida positiva", título de una canción de Lou Reed) que el líder de la banda Queen, Freddie Mercury, disfrazó a la princesa Diana de Gales de hombre para que entrara de incógnito a club gay de Londres. Rocos, en uno de los episodios de su publicación, describe cómo en la década de los 80, ella, Mercury y el actor Kenny Everett vistieron a Lady Di con una chaqueta militar, un gorro y unas gafas de sol, para una velada en el Royal Vauxhall Tavern.
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Lo recuerdo como si fuera ayer. Llegué a Londres un lunes y sin una libra pero con mi guitarra acústica, la primera noche me quedé en casa de una señora mayor muy maja que conocí en el avión porque me preguntó qué significaba un tatuaje que llevo en el antebrazo. La explicación le hizo gracia y le caí bien.
Al día siguiente me encontraba en pleno Picadilly Circus con mi acústica y sin un sitio al que ir, por lo que me puse a tocar unos temas de mi antigua banda, que acabó como el rosario de la aurora, en el metro de la famosa plaza. Se ve que el público londinense es bastante más receptivo que el de mi ciudad natal, con lo que saqué suficiente dinero como para hospedarme las siguientes tres noches en el hostal de mala muerte del 12 de Sherwood Street y saciar mi hambriento estómago. Seguí tocando en el metro, mi subsistencia dependía de ello hasta que encontrase algo mejor.
Ese mismo viernes por la mañana me encontraba en el metro tocando el tema que mejor me sabía cuando un chico rubio, que debía medir 1'90 por lo menos y que llevaba un periódico bajo el brazo, me interrumpió preguntándome si quería tocar en su local esa noche ya que de los tres grupos que iban a tocar esa noche, el telonero más cutre se cayó del cartel y necesitaban al primer muerto de hambre que tocase por un bocata y una cerveza.
Me escribió la dirección en un trozo de un periódico en formato berlinés del que no recuerdo el nombre, pero lo que si recuerdo es que tenía que ir aquella noche sobre las 20:00 al 372 de la Kennington Lane a tocar cuatro temas. Aquel local estaba a 10 en metro desde Picadilly, pero si quería comer almorzar algo tenía que ir andando. Lo normal sería tardar 45 minutos, pero me perdí y tardé 1h y 10 minutos por lo que me cayó la bronca de mi vida al llegar ya que no tenía tiempo para la prueba de sonido.
Después de mi breve actuación me senté en la barra a tomarme la deliciosa pinta de London Porter que me correspondía cuando observé que se hacía un pequeño tumulto alrededor de la puerta de entrada. No le dí ninguna importancia aunque luego supe que es lo que había ocurrido.
Al lado de donde estaba sentado, se sentaron tres hombres y una mujer. De aquel grupo salía una voz que me resultaba extrañamente conocida aunque no caí en quien era hasta que el dueño de aquella voz se acercó, junto con otro hombre de aspecto bastante femenino, a pedir unas copas a la barra. Me quedé ojiplático cuando vi aquel icónico mostacho y reaccioné de la misma forma que una grupie descontrolada. ¡Freddy Mercury!, grité por acto reflejo. Entonces el amigo Fred me miró y sonrió haciendo un gesto con la mano como si me disparase. Estaba yo en estado de shock, cuando su femenino compañero al ver la estampa, soltó una carcajada que provocó que se le cayeran las gafas ahumadas que reposaban sobre su nariz por lo que lo vi claro, ¡aquel tío era una tía y aquella tía era en realidad Lady Di!
Mi historia en Londres no duró mucho más, aguanté lo suficiente tocando en el metro hasta que volví a tener pasta para un vuelo a Liverpool, fui a probar suerte y desde aquella sobrevivo a duras penas dando clases de guitarra. Quizás actuando en un bar de mala muerte vuelva a encontrarme a algún músico de renombre como Paul McArtney, por ejemplo.
#11 he votado positivo por tu historia. Es genial. Ahora sí me lo creo.
#11 No me queda claro si esa historia es tuya o de alguien. ¿Puedes aclararlo?
#15 Es mía.
#16 Envidia me das... !Y gran anécdota¡. ¿Algo más que declarar del mismo tipo?
Para #3, #11 te lo confirma
pues a mí me ha resultado curioso y es algo que en su momento tenía difícil salir a la luz, meneo
Ninguno de los dos puede corroborarlo ni desmentirlo, porque están muertos. Así yo también escribo libros...
Freddie era capaz de eso y de más.
¿De qué vestirá Corinna al rey?
Relativamente interesante: como anécdota, me parece un puntazo; pero es bastante difícil de probrar, puesto que ambos protagonistas están muertos y no existe material gráfico que demuestre como ciertos los hechos. En todo caso, una historia curiosa más que añadir a la mitología que envuelve a ambos personajes.
Anecdotas falsas--> negocio del futuro
Yo estuve allí con ellos y me acuerdo de todo. Elvis estaba puestísimo.
#7 Pues yo no estaba pero me acuerdo...
Pues claro, tíos. ¡THE SHOW MUST GO ON!
Habría molado que la hubiera llevado a La Ostra Azul.
Qué curioso, yo paso por delante de ese bar cada día cuando salgo de trabajar.
Paaaaren las rotativas!!! Noticia de rabiosa actualidad!!!!