La falta de coraje político para condenar abiertamente la celebración del Toro de la Vega pone en evidencia a un ejecutivo desfondado con poca o ninguna capacidad para mantener la coherencia que une acción e ideología. Desdoblados entre la declaración de principios y la evasión de responsabilidades, ante cualquier pregunta, últimamente, la culpa siempre es de otro. ¿Reforma exprés? Mercados. ¿Recortes sociales? Manda Merkel ¿Se aprueba la última reforma laboral unida al más precario todavía? Culpa del paro.
Comentarios
Manía de mezclar churras con merinas.
Es que prohibir el toro de la Vega sin prohibir las corridas no tiene ningún sentido. En Cataluña hicieron algo parecido, prohibiendo las corridas y permitiendo todos los demás festejos con toros por cuestiones electoralistas.
No obstante, el Ayuntamiento sería el ente perfecto para una prohibición local. Ahí sí se ve un poco de falta de coraje o (seamos honestos) el electoralismo (seguro que hay una mayoría notable de votantes a favor). No todo es culpa de los políticos. A veces los votantes los respaldan.
#2: Y que de prohibir, sería el lanceo, no que haya un toro por el campo.
No hace falta el Toro de la Vega para constatar que este gobierno es una mierda.