Con el pantano de Yesa hay un problema de prepotencia de alguno de los cuerpos de ingenieros. El caso de Yesa es la prueba evidente de que es muchísimo más barato y seguro embalsar agua fuera del cauce principal. Los habitantes de Sangüesa tienen que ser conscientes de que la presa con la que están conviviendo ahora no es la presa que se construyó en 1959, y no precisamente por el envejecimiento de la obra, sino por una serie de actuaciones que han contribuido a desestabilizar las laderas. A partir de ahora el riesgo es mucho mayor que antes.
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